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El Sevilla regala medio partido y se complica la vida

Un gol de Jonas pone cuesta arriba la eliminatoria de octavos al equipo de Marcelino, que sólo se reivindicó de verdad en la última media hora.

el 06 ene 2012 / 00:00 h.

El Sevilla se jugará el ser o no ser en la Copa del Rey el próximo miércoles, en casa, ante su afición, tras salir con vida de Mestalla, que no es poco. El Valencia dominó gran parte del encuentro pero sólo consiguió hacerle un gol al equipo de Marcelino. Es lo más positivo que se puede decir de lo visto en Mestalla, donde los nervionenses volvieron a dejar serias dudas. Tuvieron sus ocasiones, algunas de ellas claras, pero de nuevo faltó acierto en los metros finales. Lo mismo que le ocurrió al conjunto che, ojo. Ahora llega la hora de ver de qué madera está hecho este equipo y de si es capaz de noquear al de Unai Emery en el Sánchez Pizjuán. Eso sí: para ello necesitará hacer un buen partido, no sólo una buena primera o segunda parte.

En Nervión el Sevilla no podrá especular durante tanto tiempo. Frente al Valencia se fue al descanso por detrás en el marcador y con muchas cosas que replantearse. Sobre todo, su filosofía. Pese a tener un par de ocasiones claras, ambas de Negredo, volvió a acusar problemas para hacer gol tras ceder por completo el balón al rival. Jugó con fuego y cuando reaccionó ya era tarde para curar la herida. Por suerte, ésta no es grave y tendrá la oportunidad de curarla por completo.

Marcelino sacó a su once de gala con la anunciada novedad de Palop y decidió jugar tremendamente replegados. No es nuevo esto, pero se supone que se hace con una intención, y ésta no se vio con hechos por ningún lado. Una cosa es querer sorprender a la contra y otra bien distinta es volverse locos. En la primera parte, el Sevilla apenas enlazó un par de buenas jugadas, precisamente las dos que pudieron acabar en gol: un remate de Negredo que se salió junto al poste, a centro de Trochowski, y un balón que el madrileño no logró enganchar tras una incursión de Manu. Todo lo demás fue regalar y regalar la pelota. Sin explicación alguna. Todo un aliado para el equipo de Emery. Algo incomprensible.

LO DE SIEMPRE. El gol no se hizo esperar. A los 33 minutos, Jonas batió a Palop con un remate de rosca dentro del área tras aprovechar un error defensivo. El brasileño remató sin más oposición que una carrera desesperada de Negredo mientras el resto de sus compañeros se dormían y convertían una jugada inofensiva en una acción clave para el desarrollo de la eliminatoria. Poco después, el Valencia tuvo en las botas de Mathieu el 2-0 tras explotar nuevamente la banda izquierda, donde nadie supo frenar las incursiones del francés y de Jordi Alba. Cada vez que Jesús Navas intentó estirar al equipo los huecos se hacían temibles. Las bandas, y no sólo la izquierda, fueron del Valencia.

El Sevilla despertó pasado el minuto 60, justo después de que Palop evitase el segundo tanto local con un paradón a Jordi Alba, quien se adelantó a todos y estuvo a punto de hacer bueno un centro bastante defendible. Una vez que el conjunto nervionense logró serenarse y tocar la pelota, se creció, ganó metros, sus jugadores dejaron de confundir velocidad con precipitación e hicieron daño. Manu, sin suerte, cabeceó al larguero un buen centro de Jesús Navas. El palaciego fue el mejor futbolista en ataque del Sevilla. Tiró del carro como pudo, casi siempre luchando contra varios adversarios, y puso centros con sabor a gol. El problema es que nadie logró aprovecharlos.

Marcelino sacó a Luna por un desaparecido Rakitic y le situó como interior, desplazando a Manu al centro. Luego, a once minutos para el final, quitó a Negredo para sorpresa de todos y sacó a Luis Alberto. El canterano lo intentó en una contra a la que debió dar otra lectura. Por suerte para los nervionenses, la pólvora fue sólo cosa de Jonas: Piatti perdonó el 2-0 en el minuto 91 con todo a su favor.

El 1-0 obliga al Sevilla a cambiar por completo la filosofía con la que se siente más cómodo, y ésta no es otra que la que se vio en Mestalla: ceder la pelota a su adversario y esperar el error para intentar hacerle daño al contragolpe. Muy respetable, sin duda, pero, por lo que se está viendo hasta el momento, difícil de poner en práctica. El equipo regala buena parte de los partidos y sufre para hacer goles cuando reacciona. Lo bueno es que queda eliminatoria y en Nervión, a buen seguro, saldrá con la lección aprendida.

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