Eliminar esta noche al Sporting de Braga permitiría al Sevilla jugar la fase de grupos de la Liga de Campeones. Disputar esa liguilla aseguraría al Sevilla el ingreso, como mínimo, de siete millones de euros.
Esos siete millones de euros, que podrían llegar a ser casi quince, según los resultados, posibilitarían mantener el caché económico de la actual plantilla e incluso realizar inversiones de relumbrón. Mantener la actual plantilla y reforzarla permitiría, a su vez, seguir contando con jugadores como Luis Fabiano, Navas y Kanouté, entre otros.
Jugadores como estos tres, entre otros, permitieron, permiten y permitirán al Sevilla alcanzar logros históricos, tales como clasificarse para finales, para competiciones importantes, como la que nos ocupa, alzar títulos y jugar supercopas, aunque luego se tiren a la basura.
Y alcanzar esos hitos deportivos son la razón de ser de todo equipo de fútbol y el alimento de una afición sevillista contenta e ilusionada con su equipo.
Este, y no otro, es el gran ciclo vital de este Sevilla grande que pretende seguir siéndolo. Para mantenerlo, como en la vida misma, hace falta dinero, mucho dinero, un dinero que en el fútbol europeo se encuentra principalmente en la televisión y en la Liga de Campeones. Por eso son tan codiciadas sus plazas.
Todo eso se juega el Sevilla esta noche ante el Sporting de Braga. Todo eso y más. Porque además del dinero y del prestigio deportivo, el conjunto hispalense ha llegado a este encuentro con un cúmulo de peligrosas dudas en torno al equipo. La vuelta de la Supercopa de España ante el Barcelona ha dolido mucho en Nervión y el técnico salió mal parado de ese encuentro por su nefasto planteamiento.
Si a este indignante lunar se le suman la primera parte de la ida del doble choque ante el Barça y la segunda parte de la ida ante el Braga el cóctel no es precisamente del gusto de los sevillistas, que con las derrotas empiezan a cuestionar no sólo los fichajes, sino al entrenador, la planificación deportiva y la inversión.
Pero con todo ello acabaría el de Marchena si hoy su equipo hace lo que tiene, debe y puede hacer, remontar el 1-0 en contra de la ida y eliminar al Sporting de Braga. Para ello, el conjunto hispalense tiene que plasmar en el campo sus virtudes, su superioridad, experiencia, ánimo y calidad. Si da con la tecla el Sevilla y aúna todas sus virtudes no duden, los pájaros de mal agüero se alejarán del Sánchez Pizjuán a las primeras de cambio.
Antonio Álvarez, por ello, saldrá con todo ante el Sporting de Braga. Con Kanouté y Luis Fabiano, por supuesto, cualquier otra cosa sería una temeridad, y con Navas, Perotti, Renato y Zokora. No habrá excusas a su rendimiento, porque muchos de ellos además descansaron ante el Barcelona el pasado sábado.
Más dudas hay en la línea defensiva. Las tiene para componerla Álvarez y las tiene todo seguidor que haya visto un partido del Sevilla esta pretemporada. Ya sin Squillaci, un dubitativo Fazio, hasta que llegue algún refuerzo, es su sustituto; Cala parece no contar. Si a eso se le suman los despistes de Konko y la irregularidad este verano de Navarro a lo mejor el partido hay que plantearlo desde el punto de vista goleador, porque la portería será difícil mantenerla a cero.
Los guerreros
El Sporting de Braga, mientras tanto, se presenta en el partido callado, sin alardes y con mucha concentración. En la ida los Guerreros del Miño ya demostraron que su pelea y su orden es capaz de hacer daño al Sevilla. No es ninguna perita en dulce. De momento, amarga.
