El Sevilla volvió a reencontrarse ayer con la victoria en un partido bastante cómodo, aburrido y feo, pero en el que el conjunto de Manzano fue superior a su rival y supo manejar los tiempos a la perfección. Con este triunfo, que corta una racha de seis encuentros sin ganar (cuatro derrotas, dos empates), alcanza de nuevo la séptima plaza y se acerca a la sexta, que ocupa el Espanyol –está a tres puntos–, e incluso a la quinta. El Athletic está a cuatro.
En cualquier caso, difícil será que el encuentro ante el Hércules sirva como referencia para una remontada que no acaba de llegar. A no ser que Manzano dé un giro radical a sus planteamientos. Asediado por las derrotas, harto de buscar fórmulas volátiles e ineficaces para que su Sevilla funcione y rebuscando en el manual básico de los entrenadores, el de Bailén ha reparado en la fórmula de la practicidad. Ayer el Sevilla ofreció una imagen muy distinta a la de otros encuentros, de esta misma etapa y anteriores, más cercana si cabe al pragmatismo de la etapa de Jiménez que al dinamismo de la etapa de Juande, por ejemplo. Las soluciones planteadas por el de Bailén para el encuentro de ayer fueron de lo más simples, pero también de lo más efectivas. El Hércules dispuso un centro del campo muy poblado, con hasta cinco jugadores en la zona ancha que superaban claramente a Rakitic y a Medel por el centro. Solución, ‘pasar’ del centro del campo. Balones aéreos directos a Luis Fabiano y Negredo.
Así, además, evitaba el Sevilla las pérdidas inoportunas que tan caro han costado últimamente. Alejando la pelota del área y prescindiendo de la circulación de pelota en campo propio se vive más tranquilo.Todo ello convirtió el partido en bastante previsible por ambas partes, porque el Hércules apenas ofreció argumentos para contrarrestar el planteamiento del Sevilla. Pero en ese canto a la táctica extrema, en ese canto a los sistemas encorsetados, a la ‘italianización’ futbolística, salió ganando el conjunto hispalense. Por una sencilla razón, tiene mejores jugadores que el Hércules, y cuando se juntan son capaces de crear algo decente de casi la nada. Negredo ya avisó con un balón al palo (8’) y para suerte del Sevilla esa combinación no tardó mucho en llegar. A los 20 minutos Luis Fabiano controló uno de los muchos balones caídos del cielo, encontró un desmarque de Negredo y el madrileño se inventó una espléndida dejada con el pecho para que Rakitic, llegando desde atrás, batiera a Calatayud por bajo. El croata tiene calidad, está claro, piensa rápido y ejecuta rápido, pero de momento es intermitente. El Sevilla puede crecer mucho con él si logra una regularidad en su juego y en sus intervenciones y va cobrando más peso en el equipo. Puede llegar a ser importante este Rakitic. Tiempo al tiempo.El otro fichaje de invierno, Medel, también contribuyó a la victoria del Sevilla haciendo una raya en el centro del campo y dando sostén al equipo. Nunca perdió la posición y el nervioso conjunto blanquirrojo eso lo agradece, aunque luego con el balón estuviera algo inestable.
El caso es que el partido se convirtió en bastante conservador en todos los aspectos. El Sevilla, con el guión marcado, no arriesgó ni una pizca más de lo debido, y el Hércules parecía temer arriesgar. Ni siquiera tras el descanso. Apenas un cambio de sistema con las sustituciones de Esteban Vigo imperceptible en el campo. La defensa del Sevilla se mantuvo firme y pudo llegar el segundo en alguna que otra ocasión, sobre todo de Negredo, con mala fortuna ante el gol anoche.Pero no anda el conjunto de Manzano para tirar cohetes y ofensivamente dejó bastante que desear. En cualquier caso, bastó con ese raquítico resultado porque tanto Fazio como Escudé sí que estuvieron firmes y en la única ocasión clara del Hércules, de Trezeguet, más firme aún estuvo Javi Varas, que sacó una gran mano a contrapié para salvar el que pudo ser el empate. El canterano salvó la victoria y el Sevilla unos puntos que le permiten mirar al futuro con algo más de optimismo.