El Sevilla vuelve a ganar, aunque hasta conseguirlo ha pasado por un calvario de cinco jornadas en las que sufrió cuatro derrotas y tan sólo arañó un empate. Desde el derbi, su caminar por la Liga ha sido un continuo quiero y no puedo que ahora llega a su fin gracias, entre otras cosas, a dos hechos fundamentales: mantener la portería a cero y acabar los partidos con once futbolistas sobre el césped, sin expulsados.
Por primera vez en las ocho últimas jornadas, el equipo de Míchel se fue a la ducha sin encajar goles. Desde su empate en casa contra el Levante terminó todos los partidos con al menos un tanto en contra. A saber: dos en San Mamés, uno ante el Betis, cuatro en el Vicente Calderón, dos frente al Valladolid, dos en Cornellá-El Prat, dos ante el Málaga y otros dos frente a la Real Sociedad.
Especialmente sangrante fue la racha que comenzó tras el derbi: doce goles encajados en cinco jornadas, lo que supone una media de 2,4 por encuentro. O lo que es lo mismo: una losa prácticamente imposible de levantar.
Por suerte para el Sevilla, la dinámica llegó a su fin ante Osasuna. Frente a los navarros, el equipo de Míchel firmó su quinto partido de Liga manteniendo la portería a cero. Con anterioridad lo consiguió en el campo del Rayo Vallecano (0-0), en casa frente al Real Madrid (1-0), en Riazor ante el Deportivo (0-2) y en casa frente al Levante (0-0). La pasada campaña, con Marcelino primero y más tarde Míchel en el banquillo, el equipo llegó a mantener su portería a cero en 13 encuentros.
El lastre de las expulsiones. Hasta cinco jornadas consecutivas llevaba el Sevilla terminando los partidos con menos de once jugadores, un mal que le está haciendo mucho daño, pues acumula 9 tarjetas rojas en 18 jornadas, una expulsión cada dos encuentros. Incluso Míchel ha llegado a ser expulsado.
Diego López fue el primero en irse a vestuarios. Lo hizo ante el Granada, con 0-0 en el marcador de un partido que terminaría con empate a un gol.Le siguió Gary Medel, ante el Barcelona, con 2-1. Una expulsión clave en la recta final del encuentro, que finalizó con triunfo azulgrana (2-3).
Tras el derbi comenzó la cascada de expulsiones. Así, el Sevilla perdió en el Calderón a Fazio por roja directa con 0-0 y, con el choque ya sentenciado (4-0), a Rakitic. Luna, en el banquillo, también se fue a la calle.Una jornada después, ante el Valladolid, Gary Medel vio la roja en el minuto 63 cuando el Sevilla perdía 1-2 (resultado final).
Luego le tocó a Reyes, expulsado por doble amarilla en el campo del Espanyol cuando el choque (2-2) iba 1-1. Fazio, ante el Málaga, vio la roja una jornada más tarde, en el minuto 69 con 0-1 en el marcador. El encuentro acabó 0-2.
El último expulsado fue Coke, en Anoeta, con 2-1 a favor de la Real, resultado inamovible.
