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El sevillismo está indignado por la debacle de San Mamés

El problema no es perder, sino la forma en que se pierde. Esta frase resume el sentir del sevillismo tras la eliminación de la Copa, cuya resaca se ha convertido en una de las más amargas que se recuerdan. Al sonrojo sufrido en Génova se une ahora el de San Mamés, y la afición agota su paciencia.

el 15 sep 2009 / 23:35 h.

El problema no es perder, sino la forma en que se pierde. Esta frase resume el sentir del sevillismo tras la eliminación de la Copa, cuya resaca se ha convertido en una de las más amargas que se recuerdan. Al sonrojo sufrido en Génova se une ahora el de San Mamés, y la afición agota su paciencia.

La pasada campaña, cuando el Almería se paseó (1-4) ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán, José María del Nido definió su estado de ánimo de forma elocuente: "Estamos un poquito mejor que muertos". Aquellas palabras vienen como anillo al dedo para definir el estado de ánimo del sevillismo. Las caras de los aficionados en el regreso a Sevilla lo decían todo. Más de un centenar de ellos viajaron en el mismo avión que el equipo. Rostros serios, comentarios en voz baja sobre la decepción... Alguno incluso lamentaba haber visto a algunos jugadores jugando a las cartas durante el vuelo como si nada hubiese pasado. Opiniones particulares aparte, la decepción e indignación es generalizada y alcanza cotas inéditas.

Las dos actitudes. Todo el mundo coincide en la diferencia de actitud que se vio entre los jugadores de uno y otro equipo durante el encuentro. Mientras los del Athletic salieron mucho más metidos, los del Sevilla se mostraron incapaces de superar tanto la presión del rival como la de San Mamés, sin hacer uso de su mayor experiencia en ningún momento. Además, no se entiende que el Sevilla sólo hiciese alguna jugada medianamente trenzada en la segunda parte, cuando dar la vuelta a la eliminatoria era ya casi milagroso.

¿Calidad? ¿Experiencia? En un Sevilla que presume de contar con el mejor plantel de su historia, el hecho de que sólo fuese capaz de sacar el balón a pelotazos y sin destinatario (caso de David Prieto, Mosquera...) cuando más apretaba el Athletic, ante la incapacidad de hacerlo circular con fluidez y rapidez, es para plantearse si los recambios de Escudé y Konko tienen nivel para disputar partidos como estos. Tampoco se entiende que Kanouté, Adriano, Jesús Navas y algún otro compañero más desapareciesen cuando más se les necesitaba.

Jiménez, en la picota. Pero también hay otros dos grandes nombres propios en la amarga resaca que vive el sevillismo: Manolo Jiménez y José María del Nido. En el caso del técnico, el clamor contra él es enorme entre los aficionados. Por ejemplo, entre aquellos que esperaban en Bilbao su vuelo de regreso a la capital hispalense. El recuerdo de la eliminación ante el Fenerbahçe, ante la Sampdoria y ahora ante el Athletic confirma que algo falla también en este tipo de partidos desde el banquillo. ¿Sabe Jiménez hacer rendir al equipo en los días verdaderamente importantes? ¿Sirvió de algo tanto trabajar para frenar a Llorente? Su futuro está ca- da vez más en el aire, con o sin Champions.

José María Del Nido. El otro nombre propio es el de José María del Nido. Sus palabras se consideran desafortunadas en Bilbao e incluso por muchos sevillistas, algunos de ellos reconocidos delnidistas. Entienden que no era necesario dar más motivación al rival de la que ya tenía. A la llegada del equipo a San Pablo, unos aficionados lucían una pancarta que rezaba: "¿Por qué no te callas? Humildad". Muy clarito. Tras el partido, los jugadores del Athletic reconocían que Del Nido les tocó el orgullo y eso les motivó aún más.

El desgaste y Caparrós. Por si fuera poco, una frase de Joaquín Caparrós, el gran triunfador de la eliminatoria, que no puede pasar desapercibida: "Llegamos más frescos que ellos". Dicho esto, ¿pagó el Sevilla el hecho de alinear a varios futbolistas tanto en Liga como en Copa sabiendo cómo sería el choque de Copa? ¿Erró Jiménez? Sea como sea, ya sólo queda la Liga. Un consuelo que, mientras se lucha por la clasificación para la Champions, no hace olvidar al sevillismo que equipos teóricamente inferiores les han sonrojado y privado de la lucha por los títulos. La Champions da mucho, pero no es lo único que existe.

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