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El sibilino político Kevin Spacey

el 21 feb 2013 / 10:30 h.

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Uno de los grandes y más esperados estrenos televisivos del año es House of cards, un thriller con David Fincher como director y productor y Kevin Spacey como protagonista. La serie llega hoy a Canal+ (21.30).
   House of cards se basa en una miniserie británica de igual nombre producida en los años 90 por la BBC, que a su vez estaba basada en un best-seller de Michael Dobbs. La serie cuenta las maquinaciones de Francis Urquhart (interpretado por Ian Richardson), un político tory que, tras serle negado un puesto en el gabinete del nuevo primer ministro, urde toda clase de estrategias para lograr ascender al poder.
   En la versión televisiva americana que hoy se estrena, escrita por Beau Willimon (Los idus de marzo), Francis se apellida Underwood, tiene el rostro siempre sibilino de Kevin Spacey, ha sido transplantado al Capitolio de Washington D.C. y es demócrata. Es Spacey en la cima de su juego. Al segundo minuto ya se ha olvidado el espectador del actor original.
   Penúltima hora: el guionista de la House of cards original, Andrew Davies, acaba de ser fichado por la BBC para acometer la adaptación de Guerra y paz en una serie de seis capítulos. Davies ya ha demostrado tener muy buena mano con los clásicos en miniseries como Orgullo y prejuicio, Sentido y sensibilidad y Casa desolada.

PLANTEL DE LUJO
El reparto de House of cards se completa con otras presencias subyugantes como Robin Wright, quien encarna a la esposa del escurridizo Underwood; y Kate Mara, hermana de Rooney (Lisbeth Salander en la Millennium yanqui), como la joven periodista que se convierte en inesperada aliada del protagonista.
   Pero los nombres dorados aparecen no solo en el reparto. El cineasta David Fincher es productor de la serie y se encarga de dirigir los dos primeros capítulos. Es la reunión de Fincher con Spacey tras un psycho-thriller no poco alabado que llevó por nombre Seven. Spacey es, además, productor de la serie junto a Fincher y Eric Roth, guionista de la película El curioso caso de Benjamin Button, del propio David Fincher.

FICCIÓN DE CALIDAD
Hace tiempo que la televisión escapó de la sombra del cine para ganarse una intachable reputación como medio para la ficción de calidad. Si antes se observaba la tele con recelo, ahora todos quieren trabajar en ella, gracias sobre todo a la labor de cadenas como HBO, Showtime y AMC.
   “No es televisión, es HBO”, dice uno de los mejores lemas de la historia. Esto no es HBO, es Netflix, pero podría usarse el mismo lema. O mejor, dejémoslo en “no es televisión, es Fincher”. Él marca la pauta en los dos primeros capítulos: House of cards reniega del montaje aspavientoso de las franquicias C.S.I., del abuso del plano-contraplano y los efectismos fáciles. En su lugar, una puesta en escena elegante y neoclasicista, aunque no sin tensión subterránea, como en el Fincher del clásico La red social. Mucha clase.

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