Cofradías

El silencio se hizo en la capilla del Dulce Nombre

A pesar del gentío, el silencio se hizo cuando la cruz de guía de la cofradía se puso en la calle.

el 14 abr 2014 / 23:20 h.

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El Cristo de la Vera-Cruz es la talla más antigua que procesiona en la Semana Santa de Sevilla. Foto: J.M. Paisano El Cristo de la Vera-Cruz es la talla más antigua que procesiona en la Semana Santa de Sevilla. Foto: J.M. Paisano El comentario era ayer unánime en las inmediaciones de la capilla del Dulce Nombre: «Este año hay mucha más gente para disfrutar de la salida de la hermandad de la Vera-Cruz». María Dolores, una vecina del barrio, se mostraba sorprendida por la cantidad de público que se había congregado en el cruce de la calle Baños con Vera-Cruz, «yo vengo todos los años, pero no recuerdo que en ocasiones anteriores hubiese tanta gente». Pero a pesar del gentío, el silencio se hizo cuando la cruz de guía de la cofradía se puso en la calle. No hizo falta que nadie llamase al orden. Todo eran oídos para escuchar al grupo vocal De Profundis que acompaña al Crucificado y para poco después, antes de ponerse el paso del Cristo de la Vera-Cruz en la calle, oír la saeta que cantó una mujer desde uno de los balcones que está frente por frente de la capilla. Muchos de los turistas que se acercaron a la zona para ver a la talla más antigua de la Semana Santa sevillana se quedaron sorprendidos por la estampa. Una escena que se repitió en la salida de la Virgen de las Tristezas. Otra saeta maravilló a los allí congregados. La seriedad de esta cofradía, cuyo hermano mayor es el pregonero de la Semana Santa de este año, Francisco Berjano, no dejó indiferente. Una de las cualidades que más destacan sus fieles. Además, también fueron muy comentados algunos de los estrenos como la candelería y cuatro incensarios para el cortejo de acólitos del paso de Cristo. Pero si algo llamó la atención a los menos entendidos fue la representación de una cuarentena de hermandades de la Vera-Cruz venidas de todos los rincones de España que participaron en el cortejo ataviados con sus túnicas, muchas de ellas de vivos colores como el verde y el celeste que contrastaban con el negro de luto de la Vera-Cruz de Sevilla.

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