Cofradías

El Sol de cada casa

Los recuerdos se funden con el anhelo del Sábado Santo en el Plantinar

el 28 feb 2010 / 20:00 h.

La Virgen del Sol irá al centro de la ciudad el Sábado Santo.
Aún no se lo creen pero la realidad es que la cruz de guía del Sol será la primera que pise la Catedral el Sábado Santo. Tras este sueño se encierran los anhelos de cofrades del Plantinar que a base de trabajo han culminado un proyecto de vida que ha girado durante años en torno a la Virgen del Sol.

 

Como una gran familia, los hermanos del Sol repasan el camino recorrido durante estos años hasta lograr ese deseo que cumplirán la próxima Semana Santa. No fue fácil, pues estos cofrades tuvieron que reinventarse cuando dejaron Los Remedios para trasladarse al Plantinar, un barrio de tradición cofrade que supo darle a la hermandad ese sello de personalidad que la ha hecho distinta a las otras 59 cofradías de la Semana Santa de Sevilla.

Ellos saben mejor que nadie que el camino no ha sido fácil, claro que no, ya que "mientras otros se llevaban las rosas nosotros recibíamos las espinas", cuenta José Luis Bonilla, director artístico de la hermandad. Sin renunciar a lo vivido, "porque todo eso son experiencias", su hermano mayor, Juan Luis Amaro, es consciente de que este Sábado Santo será especial para ellos. "Tiene que ser una estación de penitencia de júbilo y felicidad pero sabemos que nos mirarán con lupa", explica. El destino ha querido que sea este hermano mayor, el primero nacido en El Plantinar, quien lleve la túnica de ruán verde hasta la Catedral, después de 30 años sin vestirse de nazareno.

Al pensar en lo que vendrá es inevitable que estos hermanos recuerden experiencias que les han marcado su vida. No sólo son hechos sino personas que lo han dado todo por el Sol. Don Francisco, Alfredo, don Carlos, nombres que llenan la memoria de lo vivido y que todos aciertan en señalar como los artífices de lo que hoy es la hermandad. De todo ellos destacan a don Geraldino, su párroco y director espiritual. "Cuando el arzobispo nos autorizó a construir la capilla me dijo delante del párroco que no fuera un lugar ajeno a su parroquia, que fuéramos de la mano de don Geraldino y así será siempre", recuerda Amaro.

Lo cierto es que la unión entre ambos es la culpable de que el Sol sea hoy lo que es, e incluso de que algunos vecinos hayan llegado a la corporación. Es la historia de Rafael Rodríguez, un vecino del Plantinar que recuerda los años en que, ajeno a las cofradías, observaba a la Virgen del Sol a través de la pequeña ventana del oratorio. "La hermandad me enganchó gracias a su patrimonio humano", relata. Diez años después, Rafael es teniente de hermano mayor y, a pesar de su enfermedad, ansía la llegada del Sábado Santo para acompañar a su cofradía. "No sé como reaccionaré, pero pido fuerzas a Dios para estar diez horas vestido de nazareno".

A buen seguro que Rafael se encontró con Juani Buendía el día que llegó. Esposa, madre y abuela de una familia vinculada al Sol, sus ojos se iluminan cuando piensa en el Sábado Santo. "Sé que me voy a derrumbar antes de ponerme la túnica porque quiero a la Virgen como a una hija y ese día será su boda". Mientras sueña con esa tarde, Juani recuerda algunas de sus vivencias. "El día que llegó la Virgen tuvimos que coser las cortinas del camarín iluminados con los faros de un coche y sentados en botes de pintura", relata, "imagina lo que hemos luchado". Ella guarda una promesa muy especial para ese día. Aunque prefiere no compartirla, pide a los sevillanos que vayan al Plantinar el Sábado Santo "que recen por una persona que lo necesita".

La noche se llena de anécdotas y vivencias que inundan de anhelos los salones parroquiales de Sol. Manuel Sides, su capataz, recuerda su promesa a la Virgen para llevarla a la Catedral, "por fin lo he conseguido", relata emocionado. Es hora de cerrar el libro de la historia de la hermandad del Sol, que con letras de oro tiene escrito la palabra familia, eso que marca el devenir de esta corporación y que ha hecho de ella la cofradía 60 de la Semana Santa. El libro abre una nueva página, esta vez en blanco, que cada hermano deberá escribir con su túnica de ruán verde el próximo Sábado Santo.

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