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El Sol se acabó

Vaya reservando ya sus entradas para el espectáculo más horripilante, inquietante y estremecedor que haya pasado por Sevilla desde la moda del pantalón de campana: llega a la ciudad el Circo de los Horrores.

el 15 nov 2011 / 19:29 h.

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Se podrá comprobar junto al Puente de Los Remedios a partir del 3 de diciembre: si el Circo del Sol era el Doctor Jeckyll, el Circo de los Horrores va a ser Míster Hyde; el bien y el mal, el día y la noche, un claro fenómeno de dualidad que, aun tratándose de empresas distintas (la primera es una especie de multinacional canadiense; la segunda, obra de un gallego), parte de un mismo afán: la obligación intelectual y moral de los artistas de resucitar de debajo de las carpas un género escénico muerto y enterrado que ya no admitía por más tiempo el ser una mera sucesión de acrobacias, gracietas, pericias y anomalías.

De ahí surge Psicosis, el terrorífico y humorístico espectáculo del orensano Suso Silva para este Circo de los Horrores, que anda de gira por el mundo poniendo en pie a las plateas con su legión de seres del Averno y su concepto rabiosamente moderno (o sea, decimononicamente divertido) del espectáculo. Una conjunción gótica a más no poder de circo, teatro y cabaret con la misión de atrapar a un público que hasta ahora era tan amigo de este arte como de pasarse estudiando los sábados: la juventud. Para ello se ha recurrido a una ambientación evocadora de los clásicos del cine de miedo: la bruma, los decorados pintados, el viejo cementerio, la estación de tren solitaria en la noche, los altos candelabros de pie... Y sobre todo, se ha optado por abandonar esa sucesión anárquica de microespectáculos que era el circo hasta ahora y pasar a contar una historia, que es algo que hacen ya hasta en los anuncios de la tele.

La sinopsis de dicho relato la cuentan así sus autores: "Todo comienza en una noche de tormenta sobre el cementerio de los horrores. A lo lejos se oye un tren que se aproxima, entre silbatos, vapor y el chirriar de sus frenos. De este desciende un singular pasajero, con su maleta en la mano. Parece perplejo y confundido, y es evidente su equívoco en la parada seleccionada: se ha apeado justo en la entrada de un antiguo cementerio que le hiela la sangre. Imágenes de piedra, gárgolas y lápidas, aullidos de lobos y gritos desgarrados terminan por acongojar a nuestro personaje, que comienza su interminable huida perseguido por las mil y una bestias del Circo de los Horrores, que buscan convertirlo en uno de ellos."

Suso Silva es ese viajero, que resulta ser también Nosferatu, el vampiro. La trama proporciona otros maravillosos personajes asociados a los números clásicos del circo: trapecismo con vendas de momia, doma ecuestre con el jinete más terrible (la Parca), contorsionismo con la niña del exorcista, ilusionismo con el verdugo en su patíbulo y las cabezas rodantes, malabarismo con el loco de la sierra mecánica, lanzamiento de cuchillos y danza con la serpiente a cargo de Débora, la mujer vampiro... y hasta una niña inocente que solo busca a alguien que quiera jugar con ella a la pelota... aunque lo que lleva en su regazo no sea exactamente un balón.

Capitaneando la escena, el inefable Nosferatu, cuya estampa hace juego con la atmósfera recreada para la ocasión. Como cuentan los responsables del Circo de los Horrores, "el entorno más parece un plató de cine, perdido entre la bruma y la niebla", donde los sustos y las sorpresas pueden venir de cualquier lugar, en cualquier momento. "A nuestra memoria", prosiguen, "llegaron películas que nos sirvieron de inspiración, como Nosferatu de Murnau, siendo este el principal personaje en que se basa el Circo de los Horrores y el hilo conductor de la terrorífica historia sobre la que gira el espectáculo. Hacemos de este personaje una fiel réplica del original, con sus dos horas de maquillaje y vestuario plagado de prótesis (orejas, dientes, nariz y lentillas, alzas) y un sinfín de trucos escénicos que dan una fantástica credibilidad al personaje, siendo de un gran impacto visual de cara al espectador, consiguiendo un realismo sin precedentes."

Ahí lo tiene. Esto es un aperitivo de lo que podrá verse en Sevilla entre el 3 de diciembre y el 8 de enero. Si le interesa asegurarse una tumba... es decir, una localidad en este cementerio tan circense y ajetreado, apresúrese a reservar su entrada en El Corte Inglés, con precios entre los 7,50 y los 39 euros. 

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