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El Supremo confirma 8 años de inhabilitación al exjefe de Homicidios por una detención ilegal

Juan José Borrero ordenó la detención ilegal en 2009 de un conductor tras un incidente de tráfico en el que, estando de paisano, le llegó a sacar la pistola tras decirle 'la has cagado, soy policía'.

el 12 feb 2014 / 15:46 h.

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El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de ocho años de  inhabilitación impuesta por la Audiencia Provincial de Sevilla al  exjefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional Juan José  Borrero por ordenar la detención ilegal en 2009 de un conductor tras  un incidente de tráfico en el que, estando de paisano, le llegó a  sacar la pistola tras decirle 'la has cagado, soy policía', pistola  con la que rompió la ventanilla del vehículo del afectado y lo  "agarró" por la corbata para que no se fuera del lugar. En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sala  de lo Penal del Alto Tribunal confirma la condena impuesta al exjefe  de Homicidios por un delito de detención ilegal y eleva de 89,51 a  6.000 euros la indemnización que el condenado deberá pagar al  conductor por el daño moral causado. Los hechos tuvieron lugar el 6 de octubre de 2009, cuando el  acusado circulaba en una motocicleta vestido de paisano y tuvo un  incidente de tráfico entre varios vehículos al tratar de incorporarse  a la A-49 desde la rotonda que une las poblaciones de Gines y  Bormujos en dirección a Sevilla. "Una vez superada" esta incidencia,  el imputado continuó su marcha hacia la capital hispalense. A continuación, y cuando circulaba por el carril izquierdo de la  A-49, el acusado oyó un claxon y pudo ver por el espejo retrovisor a  uno de los coches que intervinieron en el incidente previo, que le  seguía "a poca distancia", por lo que el agente pasó al carril de su  derecha para dejarle la vía libre, siendo adelantado por el turismo  conducido por la víctima, al que "hizo señales" para que parara. 'LA HAS CAGADO, SOY POLICIA' Una vez paró, ambos descendieron de sus vehículos y el acusado se  dirigió a la víctima diciéndole 'la has cagado, soy policía', si bien  "no le mostró identificación alguna, ni le exhibió la placa, ni le  dijo su número de carné profesional", iniciándose entonces una  discusión verbal entre ambos en el curso de la cual el acusado  realizó una llamada al 112 para que se personara en el lugar algún  patrullero, pues según su versión la víctima "estaba formando un  espectáculo conduciendo desde Bormujos y va con síntomas de estar  bebido". En ese momento, el afectado decidió irse del lugar, montándose en  su coche y poniéndolo en marcha, pero entonces el policía "se puso  delante del vehículo para impedir que se fuera" y sacó su pistola,  con la que rompió el cristal de la ventanilla del conductor, José  Miguel V.L., abrió la puerta, introdujo el brazo y "agarró" al mismo  por la corbata, sacándolo "violentamente" del coche y "obligándole" a  quedarse en el lugar. A continuación, el acusado llamó al Grupo de Homicidios y "dio su  versión de los hechos", solicitando los servicios de sus compañeros,  quienes acudieron --en concreto fueron los jefes de los grupos de  Homicidios y de Atracos-- al puesto de la Guardia Civil al que el  afectado fue trasladado para ser sometido a la prueba de alcoholemia  --en la que dio positivo-- y, "siguiendo las indicaciones" del  imputado, lo detuvieron y lo trasladaron a las dependencias del Grupo  de Homicidios. VERSION DE LOS HECHOS "MAGNIFICADA" Según el tribunal, el agente, "con clara intención de proceder a  la detención del conductor del coche, dio una versión de los hechos  magnificada y no ajustada a la realidad, que motivó que sus  compañeros procedieran a la detención el mismo". Así, José Miguel V.L. pasó la noche en el calabozo y fue puesto a  disposición judicial, acordando el Juzgado de Instrucción número 14  su puesta en libertad. El tribunal considera que la versión ofrecida por el denunciante  "es constante y uniforme" tanto ante la Policía como ante el juez y  en el juicio, mientras que los guardias civiles que declararon como  testigos dijeron que "no había motivo para detener 'ni a uno ni a  otro', pues se trataba de una mera discusión de tráfico". Frente a ello, el acusado dijo en el juicio que se puso delante  del coche para evitar que el conductor "condujese en el estado de  embriaguez en el que se encontraba", sintomatología que "no fue  apreciada por ninguno de los dos agentes de la Guardia Civil" que  acudieron al lugar de los hechos, mientras que también señaló que  "estaba delante del coche y que cuando se pone en marcha se desplaza  y es cuando al pasar a su altura cuando golpea y rompe el cristal". El tribunal asevera que "la secuencia de estos hechos" vista  durante el visionado de la grabación de las cámaras de la DGT "no se  corresponde con lo manifestado por el acusado, pues no se observa que  el vehículo iniciase la marcha, por lo que en modo alguno pudo el  vehículo pasar a su altura, muy por el contrario hemos visto que,  encontrándose detenido, es el acusado el que se dirige a la puerta  del conductor y golpea con la pistola el cristal de la ventanilla de  la puerta del conductor".

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