El diseñador Ernesto Naranjo durante el desfile presentado en la plataforma Ego de jóvenes creadores en la quinta y última jornada de la 59 edición de la Mercedes-Benz.
Estudiar y trabajar las 24 horas del día es el secreto que esconde el modista pileño Ernesto Naranjo, que con tan sólo 22 años ya ha triunfado en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid antigua pasarela Cibeles al ganar la tercera edición del certamen Mercedes-Benz Fashion Talent con su colección Límite, que presentó en la pasarela Samsung EGO.
Su talento y su creatividad han sido reconocidos en este escaparate internacional, pero el camino que ha tenido que recorrer no ha sido ni fácil ni de rosas. Para participar en el concurso tuvo que presentar un proyecto de colección, trabajos retrospectivos y fotos de tres de sus prendas, que tuvieron que competir con las creaciones de muchísimos otros aspirantes, «pero al final fuimos seleccionados nueve», aclaró.
Para presentar la colección, admitió que ha tenido ayuda de personas cercanas, y de forma muy especial la de sus tíos, antiguos zapateros, que han sido los que han participado en la elaboración de los zapatos de las colección, que se caracterizan por sus altísimas plataformas.
Este galardón, que actualmente no conlleva ningún incentivo económico, le permitirá presentar sus propuestas en la Semana de la Moda de Praga, «el 15 de abril, en plena Semana Santa», recalcó Ernesto, donde seguro que asombrará, porque pretende ampliar la colección que mostró en Madrid. «Intentaré mejorarlo e introducir más modelos de los que más han gustado, como los de plástico con colores fuertes», explicó.
No obstante, a este joven pileño no se le ha subido este premio a la cabeza. Piensa seguir estudiando y que esta colección se conozca antes de ponerse a trabajar en otra.
Y es que para Ernesto es importantísima la formación, a lo que no piensa renunciar, ya que para entrar en la Universidad Central Saint Martins de Londres, una de las más prestigiosas del mundo, tuvo que pasar una selección entre 3.000 aspirantes, de los que sólo fueron seleccionados 150. Ahora ya está en su segundo año de estudios y todavía le quedan dos por delante, el próximo curso será de prácticas internacionales, pero no sabe dónde las hará. Recordó que antes de entrar en esta universidad estuvo en París, en el taller de Balmain, donde no le importaría repetir, «porque el equipo es muy cercano y el trato en el taller es muy familiar».
Antes de llegar a esta universidad estudió en Madrid, pero no le gustó la experiencia y por eso decidió dar el salto. La universidad es pública, pero estudia sin beca «gracias al apoyo de mis padres, que me ayudan muchísimo y se lo tengo que agradecer, porque el mundo de la moda todavía sigue sin estar bien visto, se sigue entiendo como algo frívolo, pero si se trabajar bien se pueden hacer muchas cosas. Mis padres creyeron en mí».
En un principio se inclinó por el Bahillerato Tecnológico, porque pensaba hacer estudios de Arquitectura, pero no le gustaba y se cambió al artístico, «que está más relacionado con la moda, que es mi profesión», aunque reconoció que en su colección se nota que en un principio había pensado en dedicarse a la arquitectura.
Ernesto, aunque nació en Pilas, una localidad muy ligada a la moda flamenca, aclaró que en su familia no hay nadie que se dedique a la costura. «De todos modos, ahora me cuenta mi madre que el mundo de la moda lo tenía metido dentro desde pequeño, porque cuando tenía una una tela en mis manos en vez de utilizarla como capa, la tiraba y me fijaba en la caída que tenía», concluyó.
