Se confirman los peores augurios, la temporada 2011/2012 del Teatro de la Maestranza será la más conservadora de cuantas se recuerdan en bastantes años. Desde luego, con el programa sobre la mesa se puede afirmar que la taquilla y la crisis le ha ganado la batalla a la inteligencia programadora de su director titular, Pedro Halffter, que tendrá que defender un calendario hecho para satisfacer sin debate a todos asegurándose varios llenos totales.
Así las cosas tras los fastos del 20 aniversario, la temporada número 21 arrancará con el montaje propio que realizara José Luis Castro -director del coliseo durante diez años- en 1999 de Las bodas de Fígaro . De una parte se amortiza la producción abaratando costes y de otro se satisface a un sector del público (y de la crítica y de la política...) empeñados en ver obras ambientadas en Sevilla. La soprano rusa Olga Peretyatko estará al frente del elenco de un montaje que se verá los días 29 de septiembre, 1, 3 y 5 de octubre próximo.
Aunque desde el inicio del proyecto se ha estado especulando con la posibilidad de abortarlo antes o después por razón de su elevado coste económico, por fortuna las huestes de La Fura dels Baus regresarán al Maestranza para el gran evento lírico de la temporada. La puesta en escena de La Valquiria constituirá el capítulo segundo de la tetralogía wagneriana El anillo del Nibelungo y su aterrizaje en Sevilla, tras el éxito e impacto provocado por El oro del Rín el pasado año , asegura uno de los momentos culminantes de la discutible por convencional temporada que se avecina.
No hacer demasiada mella en las arcas debe ser el principal argumento que justifica la reposición (ya se vio en 2005) de Madama Butterfly de Puccini, un compositor con el que el Maestranza mantiene un idilio aquilatado por la recurrencia a sus títulos cuando de agotar el papel se trata. Si en la anterior ocasión fue Giancarlo del Monaco el encargo de la puesta en escena, el Maestranza confiará ahora en el regista español Mario Gas, cuya versión de tan célebre ópera se estrenó en el Teatro Real de Madrid en 2002 contando con una escenografía de Ezio Frigerio.
En este montaje Gas traslada la acción a un plató de cine donde se rueda, en blanco y negro, la historia de amor de la japonesa Cio-Cio San con el oficial de la marina estadounidense Pinkerton y su consabido trágico desenlace de la pasión. En el centro del escenario se ubica un vistoso cubo giratorio que ofrece distintas perspectivas del hogar de estilo nipón del personaje principal.
Otro de los títulos que podrán verse se debe a Gaetano Donizetti. Su Lucia di Lammermoor podrá disfrutarse nuevamente -aunque en esta ocasión hace ya quince años que no se veía- con una de las cantantes que parece haber ganado una plaza por oposición en el coliseo, la soprano Mariola Cantarero (ha estado en los últimos meses en Doña Francisquita y Traviata, entre otras ocasiones). Este gran emblema de la ópera belcantista redondea cuatro títulos que tienen un respaldo total por parte del espectador medio. Atrás quedó la reciente era de Der ferne klang, Lulú, El enano, Julio César o Doktor Faust, cuando el nombre del Maestranza no reventaba la taquilla pero sí pasó a ocupar un lugar de gran revelancia internacional en el panorama lírico.
