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El teatro de nunca acabar

La historia del teatro de San Juan de Aznalfarache es la de nunca acabar. Desde que se iniciaran por primera vez sus obras, en 1990, han pasado tres alcaldes y cinco mandatos que no han sido capaces de completar un edificio que vuelve a estar a la espera ahora de una nueva constructora. ¿Será esta vez la definitiva?

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La historia del teatro de San Juan de Aznalfarache es la de nunca acabar. Desde que se iniciaran por primera vez sus obras, en 1990, han pasado tres alcaldes y cinco mandatos que no han sido capaces de completar un edificio que vuelve a estar a la espera ahora de una nueva constructora. ¿Será esta vez la definitiva?

El Ayuntamiento sanjuanero estudia la forma de abordar por enésima vez la conclusión del proyecto, ya que una nueva empresa va a tener que responsabilizarse de la última fase. Según explica el alcalde, Juan Ramón Troncoso (PSOE), probablemente no se resuelva a través de concurso público para agilizar los trámites y así poder abordar la obra por vía de urgencia.

Una urgencia que no se corresponde con los casi 20 años que lleva esperando el municipio a ver completo un recinto cuyos orígenes se remontan al principio de la década de los 90 cuando el entonces alcalde Antonio Pérez (PSOE) en el que fue su último mandato dio forma a un proyecto que en principio fue concebido como un edificio de grandes dimensiones y con capacidad para mil butacas en un solar entre las calles Lepanto y Rodríguez Marín. Allí se ubicó anteriormente el cine de verano del pueblo.

Con la llegada de IU al poder en 1995, con Isidro González como regidor, el proyecto sufrió su primer bloqueo. En aquel momento la falta de financiación -el principal motivo esgrimido en todas las épocas para su retraso- llevó al gobierno a priorizar otros asuntos y dejar aparcada la construcción del teatro, que no se retomó hasta el nuevo siglo.

Ya con Troncoso como alcalde se abogó por reservar una partida presupuestaria que permitiera concluir los trabajos, para lo que se buscó la colaboración de la Junta de Andalucía y la Diputación, a través de sendos convenios que se firmaron entre los años 2002 y 2005.

Eso sí, ya en 2003 se decidió dar un giro al proyecto y se pasó del macroteatro inicial al centro multifuncional que se persigue terminar en la actualidad. De este modo, la edificación volvió a sufrir un retraso, ya que requería la elaboración y redacción de un nuevo diseño que permitiera además aprovechar lo que se había levantado hasta el momento.

Así las cosas el dinero ha seguido siendo el principal escollo de una iniciativa muy demandada en un municipio en el que escasean los recintos de este tipo y que ve pasar de largo espectáculos que sí hacen parada en poblaciones vecinas con edificios adecuados. De hecho, sólo cuentan con el patio del ayuntamiento y la casa de cultura, ambos espacios de reducido aforo.

La idea de que sea un espacio polivalente que dé cabida no sólo a las artes escénicas sino a todo tipo de montajes y también a actividades ciudadanas llevó a ampliar el proyecto con una plaza pública anexa, en la que se desarrollarán eventos al aire libre.

Se procedió a demoler lo anteriormente realizado, y cuando las obras se pararon por última vez, en marzo de 2008 un 30% del presupuesto estaba ejecutado. Fue entonces cuando el Ayuntamiento decidió resolver el contrato con la constructora después de que ésta reclamara un incremento presupuestario. Otra espera más para el teatro sin fecha.

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