El congreso del PP de Sevilla celebrado este pasado fin de semana ha certificado la reelección del alcalde de Tomares, José Luis Sanz, como presidente provincial de la formación y ha afianzado las líneas básicas de la estrategia con la que los populares quieren recuperar terreno en un territorio en el que han demostrado hasta ahora una debilidad electoral extrema: la provincia de Sevilla.
Así, tanto Sanz como el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, abogaron el sábado por recrear en las comarcas el modelo de Juan Ignacio Zoido en la capital, cuyo trabajo de zapa en los barrios -al estilo del de Pedro Rodríguez en Huelva- le llevó a la victoria en número de votos en las municipales de 2007.
La provincia es un feudo tradicional de los socialistas y cumple un papel determinante en el mantenimiento de las mayorías absolutas del PSOE en Andalucía. Los números lo atestiguan: de los ocho escaños que separan al PP de la mayoría absoluta en la comunidad, cinco salen de Sevilla. El diagnóstico no es nuevo. No es la primera vez que el Partido Popular reconoce que Sevilla es su asignatura pendiente y que si no mejora aquí sus resultados nunca será una alternativa real de gobierno.
Desde luego tienen margen de crecimiento: apenas cuentan con alcaldes y sus apoyos en zonas como la Gran Sevilla son casi testimoniales, en especial en poblaciones como Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra donde sus resultados, catastróficos, merecerían hasta un estudio sociológico.
Ahora están ante una nueva oportunidad y han adoptado decisiones que, sobre el papel, están bien encaminadas. José Luis Sanz aporta una imagen centrada que se aleja de los estereotipos de la derecha rancia que tanto daño han hecho al PP. Y su decisión de elegir casi de inmediato a los candidatos en las próximas municipales permitirá a sus líderes trabajar a pie de calle durante tres años para conectar con la ciudadanía. Nada de esto les garantiza un vuelco electoral, pero al menos les da una oportunidad seria de mejora.
