La alarma sobre la posible quiebra de Grecia volvió ayer a tumbar a las bolsas europeas. Sobre todo después de que el Gobierno heleno admitiera que sólo cuenta con liquidez suficiente para afrontar el pago de los salarios públicos y las pensiones hasta octubre. Así lo reconoció el viceministro de Finanzas del país heleno, Filippos Sachinidis, en una entrevista concedida al canal de televisión Mega TV.
Muchos dudan ya de que su permanencia en el euro esté asegurada, a pesar del respaldo cerrado que recibió de Europa a los ataques. En cualquier caso, las bolsas del continente se resintieron de la situación. El Íbex 35 se hundió un 3,41% y terminó en la cota de los 7.600 puntos.
"Contamos con margen de maniobra hasta octubre", aseguró el representante del Ministerio griego de Finanzas al ser cuestionado sobre la capacidad del Gobierno de hacer frente al pago de pensiones y sueldos públicos. No obstante, Sachinidis subrayó que el Ejecutivo "intenta asegurarse de que el Estado continuará operando sin dificultades".
Los problemas de las finanzas griegas se han agravado de manera dramática en las últimas jornadas después de que los enviados de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendieran a principios de mes su misión en Atenas y el desembolso del siguiente tramo de ayuda financiera al país por importe de unos 8.000 millones de euros.
Con el objetivo de cumplir con las exigencias de sus acreedores internacionales, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, anunció el pasado domingo una nueva tasa inmobiliaria durante los próximos dos años con los que espera conseguir unos 2.000 millones de euros.
Por su parte, el primer ministro griego, George Papandreou, no dudaba en comparar la difícil situación económica que vive el país heleno con un "estado de guerra", aunque garantizó que hará todo lo que haga falta para que Grecia evite la bancarrota y permanezca en la Eurozona.
Apoyo de Bruselas. Las instituciones europeas salieron pronto a apagar los fuegos. La Comisión Europea negó ayer que se estén realizando preparativos para la suspensión de pagos de Grecia y aseguró que espera un acuerdo "a finales de mes" para el desembolso del siguiente tramo de ayuda financiera de 8.000 millones de euros a Atenas.
"No trabajamos en esa hipótesis", zanjó el portavoz de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj, al ser preguntado por las informaciones que aseguran que Alemania se prepara para la quiebra de Grecia. El ministro alemán de Economía, el liberal Philipp Roesler, escribió en el diario Die Welt que "para estabilizar el euro ya no puede haber tabúes. Ello incluye, si es necesario, una quiebra ordenada de Grecia si los instrumentos necesarios están disponibles".
El portavoz explicó que los inspectores de la Comisión, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) regresarán esta semana a Atenas para examinar si las autoridades griegas han tomado suficientes medidas para cumplir los objetivos de déficit, aunque no precisó la fecha.
"Esperamos que esta revisión termine a finales de septiembre. Y esto permitirá a los Estados miembros y al FMI adoptar las decisiones necesarias sobre el sexto tramo de asistencia financiera para Grecia", dijo Altafaj.
Se tambalean los parqués. El selectivo madrileño no levanta cabeza desde que el viernes se desplomara un 4,44% y con el cierre de ayer marca su nivel más bajo desde el pasado 20 de marzo, mientras que la prima de riesgo de España sigue disparada en 360 puntos.
Con todos sus valores en negativo, el Íbex selló el día en 7.640,7 puntos, tras llegar a marcar suelo en 7.592 en las primeras horas, lo que supone una caída de casi el 4%.
BBVA y Santander arrastraron al índice, al caer un 5,34% y un 4,69%, respectivamente, castigados tanto por la posible quiebra de Grecia, lo que afecta a todos los valores de la banca, como por la prima de riesgo de España, que encarece su financiación mayorista.
Telefónica también se comportó peor que el índice (-3,75%), al igual que Iberdrola (-3,58%), aunque las mayores pérdidas correspondieron a Mediaset (-6,39%), Sacyr (-6,08%), y a BBVA.
Los inversores encontraron argumento para lanzarse a las ventas en la clara desaceleración económica constatada por el G7 y la OCDE, y en el deterioro de las finanzas de Grecia.
La plaza de Madrid lideró las pérdidas en el Viejo Continente, junto a París y Milán, ambas con una bajada del 4%. Fráncfort terminó con un retroceso del 2,3% y Londres del 1,6%.
Los valores bancarios coparon los primeros puestos entre las caídas tanto en el parqué parisino como en el alemán. BNP se derrumbó un 12,35%, más que Société Générale y Credit Agricole, ambos con una caída del 10%. Commerzbank y Deutsche Bank perdieron un 8,3% y un 7,3%.
El castigo a la banca gala se debe a la noticia de que Moody's podría anunciar su degradación pronto.