Con él, junto a Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco, cierra el triángulo que deberá sacar al PSOE del hoyo de aquí a las elecciones. "Iglesias no es un hombre de nadie más que de Zapatero", aseguraron ayer miembros del PSOE andaluz que conocen los entresijos de Ferraz. Iglesias incluso tuvo algunos roces, ya superados, avisan, con Blanco a quien no le gustó su anuncio, en la radio y en 2008, de que no optaría a la reelección en Aragón. Su llegada a Ferraz, avisan los socialistas, supone "un cambio muy profundo". No será un títere: "Tiene criterio propio", avisan los socialistas.
Es un hombre conciliador que recibió la noticia con ilusión. Su estilo, según se autodefinió, es "tomar mucho café y hablar para resolver problemas". La remodelación que ayer ejecutó el presidente del Gobierno tiene una honda repercusión en clave de partido. Zapatero entrega el PSOE de las horas más bajas, el partido posiblemente más castigado por las encuestas de la última década, a un barón territorial, justo ahora que algunos presidentes autonómicos habían empezado a levantarle la voz.
Iglesias se lleva bien con todos, hasta con el complicado PSC. Era -tras la marcha de Chaves a Madrid- el barón que más tiempo llevaba. Ha encadenado tres victorias consecutivas y doce años al frente de Aragón tras una fructífera convivencia con los nacionalistas del PAR, que hasta que él llegó eran socios naturales del PP. Su misión en Ferraz será precisamente engrasar las relaciones con las comunidades y mejorar la coordinación en tiempos electorales. Previsiblemente seguirá en su sillón presidencial hasta mayo, cuando se celebran elecciones autonómicas, aunque su desaparición de la escena pública aragonesa dan por hecho que se consumará en las próximas semanas.
Iglesias ocupará su despacho de Ferraz y dejará el protagonismo a su sucesora como candidata de Aragón, a la secretaria de Estado de Educación, Eva Almunia, que sí deberá precipitar su salida del Ejecutivo central y del PSOE, y que será la nueva consejera de la Presidencia de Aragón.La apuesta por un veterano para llevar la fontanería del partido y el relevo de Leire Pajín -seguirá en la ejecutiva como vocal en sustitución de Almunia- viene a reconocer que la joven apuesta de Zapatero no ha dado el perfil y que posiblemente sea mejor gestora que portavoz política.
Eran muchos los que no acababan de ver a la que fue diputada más joven del Congreso como número tres del partido. Pajín, a la que Zapatero le ha dado un sillón de oro en un superministerio (el de Sanidad) y sitúa como otra de sus favoritas, es relevada por un veterano del que se destacó su capacidad para dar estabilidad al partido.
En clave interna ganan también en Ferraz las vacas sagradas del socialismo y se refuerza la vieja escuela. Pajín caminó por libre en el último episodio interno del PSOE: las primarias de Madrid. En contra de lo que hicieron Blanco y Rubalcaba, que tomaron partido públicamente y se mojaron sin medias tintas por la candidatura perdedora de Trinidad Jiménez (ayer también premiada con Exteriores), Pajín mantuvo el tipo en la neutralidad y fue mucho más prudente con el finalmente ganador, Tomás Gómez. Pero Zapatero desde luego no se ha dejado guiar por el que se ha convertido en su último tachón político.
Lejos de restar poder a quienes le convencieron de que entrara de lleno en la pelea de Madrid, Zapatero ha confiada en la veteranía y la experiencia para remontar en año y medio. Admite así el secretario general del PSOE que el error de las primarias de Madrid no fue más que suyo.Ahora toca trasladar ilusión y optimismo dentro del partido y tratar de convencer a los propios socialistas de que no está todo perdido y se puede ganar en 2012.
El próximo sábado durante la reunión del comité federal del PSOE Zapatero trasladará que va a por todas y que hay que recuperar el entusiasmo en la antesala de unas elecciones marcadas a fuego por la dura crisis y las impopulares medidas adoptadas para taponar la hemorragia económica.
Y si toca, que no se sabe si tocará, la sucesión de Zapatero al frente del PSOE, a Iglesias le tocará imprimir orden y serenidad en un proceso que puede ser muy complicado. Ya dijo Carmen Chacón que Zapatero no aplicará "el dedazo", lo que en la práctica significa que si decide no ser candidato en 2012 debería convocar un congreso federal extraordinario. Al aragonés le tocaría manejar todos los hilos de ese cónclave que podría ser definitivo y en el que los equilibrios territoriales marcarán quién dirigirá el PSOE del futuro.
Ya dicen que Zapatero esta vez sí ha hecho cambios pensando en todo.