Si las agrupaciones son, como las definió ayer Juan Espadas, "el termómetro del partido", Macarena es una de las más determinantes en estos momentos. Por ser junto a Centro y Cerro-Amate la que cuenta con más afiliados; por su historia, con luces y sombras; y por su adhesión en los últimos años a la figura de Alfredo Sánchez Monteseirín.
El candidato socialista, en el ecuador de su recorrido por las once sedes del partido que le sirve como lanzamiento para una larga y compleja carrera electoral, realizó en este escenario su diagnóstico de las bases del partido: "Hacía tiempo que no había esta unidad y esta cohesión en torno a un proyecto.
Hay un gran compromiso de la militancia de la capital". ¿Pero y las diferencias que hace sólo unos meses parecían insalvables y que dividían a las agrupaciones en críticas y vieristas? "Eso ya son historia. Ya no hablamos de nosotros sino de los problemas de Sevilla".
Espadas fijó un calendario de trabajo. Y su primer paso fue ganarse la confianza de las agrupaciones de la capital. Los contactos son permanentes, como subrayan tanto desde el partido como desde las propias organizaciones en los distritos, y se ha establecido un circuito orgánico por los barrios en el que han entrado los principales representantes del PSOE.
Ayer, en Macarena, junto a su secretario general Manuel Llorente, estuvieron los máximos responsables de Centro -Bernardo Bueno-; San Jerónimo -Evaristo Troya-; Este -Ramón Díaz- y Bellavista -Raúl Medinilla-; así como el ex alcalde Manuel del Valle.
En una sede repleta se repitió el mismo guión de las últimas reuniones en las agrupaciones: Juan Espadas llegó, en este caso acompañado de Carmelo Gómez -militante de Macarena, ex concejal y responsable de la organización y la preparación de esta primera fase de la campaña-, con una carpeta preparada entre el grupo municipal y la estructura provincial con los proyectos destinados al barrio, Macarena en este caso.
Tras ser presentado por el secretario general, defendió su proyecto que completan posteriormente los propios militantes.
El objetivo era movilizar a las bases y tanto la dirección provincial como el propio Espadas se atreven a transmitir un cierto optimismo: "El mejor arranque lo haremos si conseguimos unidad interna y un buen conocimiento".
