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El terror echa raíces en San Luis

el 23 nov 2010 / 20:47 h.

La calle San Luis, corazón del misterio en Sevilla.

Los términos maldito y condenado vienen siendo desde hace tiempo compañeros de cualquier descripción del barrio de San Luis, en el corazón de la Macarena. Los parapsicólogos no dudan en adjudicarle tales calificativos a una zona del corazón de Sevilla en el que la nómina de fenómenos extraños es tan extensa que bien podría protagonizar un volumen monográfico. Y no en vano en toda la bibliografía mistérica relacionada con Híspalis este lugar ocupa siempre varias e intensas páginas.

Es más que posible que dentro de algún tiempo el caso que ocupa estas líneas pase a engrosar el luctuoso historial de esta zona encantada pero, de momento, prima el salvaguardar el carácter privado de unos sucesos que conviven con el trajín cotidiano de uno de los locales que mantienen su actividad -a salvo de las injerencias de los fantasmas- desde hace algún tiempo y cuyos clientes quizás no quieran saber lo que allí acaece.Ha de entenderse por tanto que el guión esté lleno de lagunas, sea inexacto y esté transitado por una serie de personajes no identificados que protagonizan de un modo u otro -sea padeciendo, sea como esclarecedores- una narración confiada de forma anónima a esta sección.Bastante antes de que el negocio abriera sus puertas hace algunos años la radiografía del inmueble en el que se instala ofrecía ya un retrato preocupante.

De los alrededor de quince vecinos que moran en él el 80% presenta graves patologías clínicas o bien padecen una situación vital asfixiante. Según el parapsicólogo Javier Galaroz esta premisa por sí sola ya constituye una alerta. "Cuando conviven en un mismo lugar una serie de personas de diferentes edades y avatares biográficos que sufren a nivel físico o emocional situaciones complicadas puede deberse a la imantación negativa de una presencia sobrenatural que quiere llamar la atención", asegura.Sin embargo, más allá de los diversos escollos de sus respectivas existencias el único contacto que los vecinos han tenido con los espectros ha sido a través de las innumerables historias que circundan el barrio, tal y como pudo saber este periódico tras charlar con la persona cuyo apartamento se sitúa por encima del local comercial donde sí que la actividad paranormal mantiene en vilo a unos dependientes que han visto cómo las manifestaciones evolucionan en crescendo.


La primera alerta se produjo hace cuatro meses, cuando uno de los trabajadores fue testigo de cómo una puerta de una de las vitrinas se abría de par en par mientras que al inexplicable acontecimiento seguía un ruido seco y elevado. "La puerta estaba cerrada, la persiana bajada, ni el aire ni la calefacción estaban encendidas", explica el protagonista. Descartado el golpe de viento queda la constatación de un hecho tan simple como intrigante: una puerta que se abre sola. Inicio de cualquier fantasía terrorífica.
Y un ruido, un ruido que para más adorno cinematográfico se produce en el baño de empleados. "Concretamente lo localizo en el altillo", esto es, un rectangular y minúsculo hueco en el techo que algunas crónicas periodísticas de 1920 sitúan aproximadamente como el punto más o menos exacto en el que se encontró un cadáver encerrado en un baúl.

Luego vinieron las bruscas e inexplicables bajadas de temperatura y las sensaciones de pánico vividas por los trabajadores. "Toda la fenomenología es la clásica de los lugares condenados, faltaría la interacción del ente con los dependientes mediante agarres y presiones corporales pero para que ésta se dé es a menudo necesario el contacto previo con el otro lado a través de la tabla ouija", sentencia Galaroz al respecto con la misma naturalidad que un ornitólogo disertaría sobre la migración de la cigüeña.A falta de una análisis en profundidad a cargo de investigadores lo que sí existen ya son diversas psicofonías recogidas con los adecuados artefactos técnicos que no han hecho si no enturbiar más el de por sí oscuro asunto. Respuestas como "no" a la pregunta "¿quieres que nos quedemos?" o "Eva" a la cuestión "¿cómo te llamas?" son algunos de los resultados de un primer intento de contacto con el otro lado. Es posible que se trate de un espíritu burlón cuya peligrosidad puede ir en aumento si se le convoca, tal vez sea un alma en pena que busca ayuda para alcanzar la paz o incluso cabe la posibilidad de que todo esto sea una invención y los hechos relatados aquí producto de la imaginación. Pero, créalo, no desearía quedarse a solas en este lugar.

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