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El tesorero de Sarkozy dimite pero continúa como ministro

Woerth deja las cuentas del partido tras las acusaciones de la heredera de L'Oréal.

el 13 jul 2010 / 19:42 h.

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Woerth (derecha), ayer tras el Consejo de Ministros.
El ministro francés de Trabajo, Eric Woerth, salpicado por el escándalo surgido en torno a la multimillonaria heredera de L'Oréal, Liliane Bettencourt, y las sospechas de haber intervenido desde el Gobierno en favor de ésta, anunció ayer que abandonará su puesto como tesorero de la Unión por un Movimiento Popular después de que el presidente galo, Nicolas Sarkozy, explicara el pasado lunes en una entrevista que le había recomendado tomar esa decisión.


Woerth se limitó a indicar que "sí" abandonará el puesto en el partido pero no precisó cuándo lo hará, a la salida del Consejo de Ministros celebrado ayer en París y donde se aprobó el proyecto de reforma de pensiones que él se encargó de defender dentro del Ejecutivo. "Vamos a reflexionar, voy a reflexionar", había señalado Woerth el lunes al ser preguntado sobre la posibilidad de abandonar el cargo después de que un informe interno de la Inspección General de Finanzas (IGF) le hubiera exculpado de haber favorecido a Bettencourt, la heredera de L'Oréal, como responsable de la política fiscal del Gobierno.
La ex contable de Bettencourt declaró hace unos días que Woerth recibió 150.000 euros de la millonaria en 2007 para financiar la campaña de Sarkozy para las elecciones presidenciales que ganó frente a la candidata socialista Ségolène Royal, alegaciones que investiga la Justicia del país vecino. Durante su aparición en un programa de televisión la noche del pasado lunes, Sarkozy salió en defensa de la honestidad de Woerth y aseguró no obstante que había recomendado al ministro que abandonara el cargo de tesorero de la UMP. Durante la entrevista, Sarkozy también denunció las "calumnias" y "mentiras" en relación a su vinculación con presuntas irregularidades fiscales de Bettencourt, y vinculó los ataques contra Woert con la resistencia de la oposición política al proyecto de reforma de las pensiones, que retrasa en dos años, hasta los 62, la edad legal de jubilación en Francia.


Esta reforma fue aprobada ayer por el Gobierno galo, y según Woerth "no es una reforma ni de derechas ni de izquierdas, es una reforma de las pensiones" cuyo objetivo es "reequilibrar" y "salvaguardar el modelo francés por reparto". "Es una reforma justa", dijo Woerth ante la comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional. El texto presentado ayer coincide exactamente con las grandes líneas anunciadas hace un mes, en las que ya se contemplaba elevar la edad de jubilación, que pasará de los 65 a los 67 años también progresivamente de aquí a 2018 para tener derecho a una pensión completa sin penalizaciones.


Ese retraso debería permitir cubrir un 44% de los 32.000 millones de euros de déficit del sistema de pensiones previsto si no hubiera reforma, y por ello el presidente francés subrayó que ese punto es innegociable, como también la equiparación del nivel de cotización de los funcionarios con la de los trabajadores del sector privado, de forma que subirá del 7,85% actual al 10,55%. Por último, advirtió de que las protestas de los sindicatos, y en particular la movilización del 7 de septiembre, no le harán cambiar su planteamiento.

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