Pretender convencer de que el proyecto de bienalizar la cultura sevillana responde a motivos organizativos más que económicos es, sencilla y puramente, infravalorar el intelecto ciudadano.
Que el Ayuntamiento, como cualquier otra administración pública, atraviesa dificultades económicas es algo que a nadie se le escapa y que puede ser comprensible. Ahora bien, intentar disfrazar esto enarbolando un supuesto nuevo "mapa cultural", consistente en convertir en bienal todo aquello que se deje, a cambio de aumentarle unos miles de euros su subvención, es echarle demasiado teatro al asunto.
¿Por qué no trienal? ¿Por qué no cada cuatro años, como la Olimpiada? Un año tiene meses de sobra para celebrar anualmente todos los festivales que hasta ahora han convivido en Sevilla. Y la ciudad -y entornos- dispone de público suficiente para ello. Otra cosa es no querer apostar por los certámenes actuales o dudar de la preparación cultural de los espectadores.