El Torneo de las Seis Naciones, que comienza hoy en Dublín con el partido entre Irlanda e Italia, se presenta este año con muchos cambios, sobre todo en los banquillos, y sin un favorito claro a suceder en el palmarés a Francia.
Tras el Mundial de Francia 2007, en el que los equipos del hemisferio sur sumaron su quinto título de seis disputados a lo largo de la historia y volvieron a demostrar su superioridad sobre los europeos, Inglaterra, Francia, Irlanda, Escocia, Gales e Italia tratan de rejuvenecerse. Unas más que otras.
En el banquillo de los franceses se estrenará como seleccionador Marc Lièvremont, al que la retirada de varios jugadores, las lesiones y el fracaso del Mundial obligan a dar entrada a valores nuevos como Julien Brugnaut, Lionel Faure, Julien Mazieu, Arnaud Mela, Loic Jacquet, Francois Trinh-Duc, Fulgence Ouedraogo y Morgan Parra.
Francia es una incógnita, pero el Quince del Gallo, ganador de las dos últimas ediciones del Seis Naciones, disputará sus encuentros contra sus dos principales rivales, Inglaterra e Irlanda, en París, además del de Italia, a priori el más fácil, y sólo tendrá que viajar a Edimburgo y Cardif.
La Inglaterra de los últimos años es sinónimo de irregularidad, pero hay que contar con ella porque sorprendió en el Mundial en el que fue subcampeona, porque Jonny Wilkinson jugará y liderará al equipo y porque es extraordinariamente competitiva. La selección de la Rosa debuta hoy ante Gales.
Los irlandeses mantienen la estructura del Mundial y la que les dio su última Triple Corona. El Seis Naciones será el penúltimo tren de la generación liderada por Brian O'Driscoll, que ya fue segunda en 2006 y 2007.
Escocia y País de Gales son dos selecciones venidas a menos, pero no tienen nada que perder y eso cuenta.
