Una etapa "rompepiernas", con continuas subidas y bajadas y con un sorprendente repecho final, lanzará la 95 edición del Tour de Francia que, a diferencia de las últimas, no comenzará con un prólogo cronometrado.
El pelotón entrará directamente en harina con una etapa en línea de 197,5 kilómetros, una de las más largas de la edición, que discurrirá por la Bretaña, desde la costa de Brest al interior de Plumelec.
La meta está situada en una subida de 1,7 kilómetros con una pendiente media del 6,2 por ciento.
Con esta primera etapa, los organizadores han querido marcar diferencias con las últimas ediciones y, en palabras del director de la prueba, Christian Prudhomme, "dar opciones a todos en la victoria final".
El patrón del Tour cree que, con el recorrido "rompepiernas" con cuatro tachuelas de cuarta categoría, y el repecho final, tanto los aventureros buscadores de escapadas, los velocistas más duros y los rodadores pueden intentar buscar una victoria que tiene como premio adicional el primer maillot amarillo.
Sin embargo, todas las miradas se dirigen al español Alejandro Valverde, un duro rodador capaz de afrontar bien el repecho final que lleva a la meta.
El español reconoce que el perfil se adapta a sus condiciones pero afirma que no arriesgará demasiado por la victoria final, porque su meta en este Tour está en los Campos Elíseos de París.
