Cultura

El último viaje de Eros Ramazzotti

Eros Ramazzotti, ese ragazzo di periferia que ya forma parte de la banda sonora italiana de los últimos veinte años -y también de la española-, ofrece en Alas y raíces, su nuevo disco en venta en nuestro país, "una reflexión sobre este mundo violento y rápido, en el que la gente habla muy poco", según explica a Efe.

el 16 sep 2009 / 03:34 h.

Eros Ramazzotti, ese ragazzo di periferia que ya forma parte de la banda sonora italiana de los últimos veinte años -y también de la española-, ofrece en Alas y raíces, su nuevo disco en venta en nuestro país, "una reflexión sobre este mundo violento y rápido, en el que la gente habla muy poco", según explica a Efe. Nacido en Roma hace 45 años, Ramazzotti define Alas y raíces como "un viaje por la realidad" en la que vive, una travesía que ha realizado a pesar de las irónicas chanzas de "quienes me han acusado de querer hacerme el filósofo". "Mi objetivo es contar cosas capaces de despertar las conciencias", asegura.

El cantante ha analizado el significado que encierra el título de su último álbum y cree que "con unas grandes raíces, se puede hacer un gran trabajo, porque las raíces son el gran pasado de cada uno, aquello que te enseñaron tus padres, lo te permite enfrentarte a la vida". Desechada la necesidad de sufrir para componer canciones -"cuando estoy mal me quedo en la cama, porque no consigo hacer nada"-, Ramazzotti ha reconocido su búsqueda obsesiva de "apuntes y notas" en todos los aspectos que rodean su vida. "Es mi oficio, y después de tantos años me sigue gustando", apostilla.

Las once canciones que contiene Alas y raíces giran en torno a esa personal mezcla de emociones y sentimientos del intérprete romano. Y como ejemplo El camino, una canción sobre "los problemas de la vida, a los que hay que plantar cara", en la que ha incluido una frase de Pablo Neruda que dice: "cada tormenta quizá haga morir una flor, pero el agua con el viento crea la primavera mejor".

Los efectos perniciosos de los avances tecnológicos encuentran censura en el tema Dímelo a mí -"La llegada de los móviles, internet, etc., ha separado humanamente a las personas"-, donde el artista se dirige "a los jóvenes que tienen esta dificultad para comunicarse y se quedan dentro cosas que acarrean desenlaces horribles".

Pero es en No podemos cerrar los ojos donde el compromiso social de Ramazzotti se hace más patente: "Hablo del maltrato infantil y de la violencia contra las mujeres, quizás lo más grave que existe, así como de los abusos que estamos cometiendo sobre el planeta, que, por cierto, no tiene sustituto". Sin querer eludir ninguna cuestión, el intérprete ha definido como "complicada" la actual situación política en Italia, aunque ha aclarado que sólo aboga "por la justicia, no por ningún partido". Pero avisa: "Cuando la conciencia del pueblo se haga oír, puede ser peligroso, porque si la gente lo pasa mal y lo ha perdido todo, es más difícil controlarla".

Tras 26 años de carrera, once discos de estudio y más de 50 millones de copias vendidas, Ramazzotti bromea en esta entrevista respecto a sus sueños de futuro: "¡Dormir un poco!". Pero parece difícil que cumpla su deseo, pues ya se halla inmerso en la preparación de una gira que arrancará en octubre y pasará por Madrid el 13 de febrero del próximo año.

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