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El urbanismo, junto pero no revuelto

Aunque los protagonistas eran los trabajadores, los ex delegados y gerentes de Urbanismo acapararon las miradas en el acto que la Gerencia organizó ayer miércoles para celebrar sus bodas de plata. Socialistas, andalucistas, abogados y arquitectos olvidaron las fricciones del pasado o, por lo menos, las aparcaron durante el almuerzo bajo la fría carpa de las caracolas de la Cartuja. Foto: Javier Cuesta.

el 15 sep 2009 / 19:41 h.

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Aunque los protagonistas eran los trabajadores, los ex delegados y gerentes de Urbanismo acapararon las miradas en el acto que la Gerencia organizó ayer miércoles para celebrar sus bodas de plata. Socialistas, andalucistas, abogados y arquitectos olvidaron las fricciones del pasado o, por lo menos, las aparcaron durante el almuerzo bajo la fría carpa de las caracolas de la Cartuja. Eso sí, hubo destacadas ausencias en un acto en el que se entregaron 75 distinciones (a 37 trabajadores en activo, 23 jubilados, 7 gerentes y otros tantos delegados).

Como si de una comisión ejecutiva de la Gerencia se tratase, en el acto hubo de todo. En primer lugar, disciplina urbanística. Emilio Carrillo, el último ex delegado, recibió su distinción de manos de su sucesor, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, pese a que la relación entre el equipo del alcalde y Carrillo es más que fría tras su alineación con el secretario provincial del PSOE, José Antonio Viera. De hecho, su cambio de equipo provocó que se tambaleara el grupo socialista, que aún no ha sido apuntalado. No hubo saludo del alcalde.

También se dieron licencias. Pese a que los socialistas han cargado contra el urbanismo bajo sospecha del PA desde las municipales de 2003, los andalucistas Rafael Carmona y José Núñez no evitaron la foto. El primero (delegado entre 1999 y 2003) dimitió después de sacar a la luz el escándalo de las supuestas facturas falsas del PSOE y el segundo (responsable de Urbanismo entre 1991 y 1995), fue la diana de las críticas socialistas por lo que consideraron un urbanismo especulativo. Ayer había licencia para olvidar.

También hubo lugar en el orden del día para los solares o, más bien, para los sitios libres. Isidoro Beneroso y Mariano Pérez de Ayala faltaron a la cita. Beneroso, delegado de Urbanismo desde 1987 a 1991, fue expulsado del PSOE por su rebelión al frente de El Monte y ahora asesora al PP. Pérez de Ayala (1995-1999) dejó su acta de concejal después de que Monteseirín decidiera indemnizar a las víctimas del derrumbe del Bazar España, dejándolo en muy mala situación.

Y para expertos en proyectos y obras, el catedrático Víctor Pérez Escolano y Francisco Barrionuevo, los responsables del nacimiento de la Gerencia y del primer PGOU de la democracia. Ambos, presentes en el acto, han sido testigos -desde sus despachos profesionales, alejados de la política- de los últimos vaivenes en la Gerencia. Según el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, "diferentes etapas". Esta vez no cabían las alusiones al urbanismo bajo sospecha. Eso sí, dijo que hay que ser "enemigos" de los "reinos de taifas" y que los "criterios técnicos" deben prevalecer.

Y no podía faltar el apartado de ocupación de la vía pública. "La mejora de la ciudad es el mejor premio que os podéis llevar como profesionales", le dijo el alcalde a los trabajadores. Ellos ocuparon el patio central de las caracolas y ellos aplaudieron a las 60 personas con más de 25 años de experiencia en la casa. Entre ellos, Bartolomé Vázquez, inspector de obra durante 39 años, 25 de ellos en la Gerencia.

Dice haber visto de todo: "Casa en ruinas a montones y muchos intentos de soborno. Incluso me han metido dinero en el bolsillo. Yo lo he rechazado todo. No me quedé con nada", asegura. Nunca olvidará la calle Covadonga. Recibió una llamada de los vecinos por el mal estado del entonces número 11, ordenó el desalojo y doce horas después, la casa se desplomó. "Se salvaron catorce niños y no por mí, sino gracias a Dios", apunta.

Bartolomé estuvo 16 años inspeccionando casas en Triana. "Había mucho trabajo y era duro porque no éramos bien recibidos", lamenta. Ramón Conde ha conducido para todos los gerentes de Urbanismo. "El más simpático y humano es Emilio Molina", señala este chófer que se conoce la ciudad al milímetro. Molina Lamothe, abogado, defiende ahora a los dueños de Tablada y a los vecinos que se oponen a la biblioteca en el Prado. No obstante, ayer demostró su buena relación, con todos.

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