La derrota del domingo ante el Athletic ha provocado la peor crisis deportiva del club en la última década, ya que Mestalla no despedía un partido entre abucheos y gritos de "fuera, fuera", desde que hace exactamente diez años, se produjera la despedida de Francisco Roig como presidente.
La tarde del 30 de noviembre de 1997, el Salamanca se impuso en Mestalla por 0-1 con un gol del portugués Pauleta, que dejó al equipo en las últimas posiciones de la tabla y propició poco después la dimisión de Roig.
Aquella decisión abrió el día 2 de diciembre la presidencia a Pedro Cortés (1997-2001) y posteriormente a Jaume Ortí (2001-2004) a los que siguió el actual presidente máximo accionista del club, Juan Soler.
Entre la marcha de Roig hace diez años y las críticas tras el partido de último domingo, los momentos dulces del Valencia han sido muchos más que los amargos, puesto que en esta etapa el Valencia se convirtió en un equipo habitual en la Liga de Campeones y obtuvo algunos éxitos deportivos que se le resistían desde mucho antes.
La Copa del Rey de 1999 truncó veinte años sin conseguir este trofeo y las Ligas de 2002 y 2004 se obtuvieron mucho después de la última lograda con anterioridad, en 1971. Además el equipo ganó la Copa de la UEFA, las Supercopas de España y Europa y disputó dos finales de la Liga de Campeones en las que perdió.
Desde 2004, la situación no ha sido tan brillante, aunque el equipo ha resuelto sus compromisos deportivos. La preocupación en el entorno valencianista proviene de la po- bre imagen que ofrece el equipo, que ha perdido siete partidos en Mestalla de los once disputados hasta la fecha.
Todo ello ha influido sobre la ilusión del público y ha provocado un descenso notable en la afluencia de espectadores a Mestalla. Acuden menos y, además, se van antes, acostumbrados a que los partidos estén resueltos a favor del rival mucho antes de lo esperado. El primero de los remedios que se aplican ante este tipo de situaciones, el del cambio de entrenador, ya se utilizó hace un mes, con la destitución de Quique Sánchez Flores por Koeman, pero no ha funcionado.
Así las cosas, el club vive una situación similar a la de hace una década, cuando Roig puso punto final a tres años y medio como presidente del club, aunque con la diferencia de que el mapa accionarial de la sociedad es diferente al de entonces.
Ahora, la propiedad de las acciones está básicamente concentrada en la figura de Juan Soler y mientras entonces los problemas sociales eran constantes, en este momento puede ser la crisis deportiva la que provoque convulsiones en la SAD.
