La responsable de las obras de la Alameda, Sando, ha decidido retrasar la colocación del mobiliario en el bulevar para protegerlo del vandalismo. El temor a destrozos y grafitis explica, en parte, que los últimos detalles de la obra se reserven hasta el día antes del estreno. Los 40 bancos y los letreros están embalados en un almacén próximo al bulevar.
La Alameda está más terminada de lo que parece. Perfilar los últimos remates de la obra ha hecho que el Ayuntamiento prorrogue su estreno otros tres meses, hasta junio, pero las fuentes y los quioscos de prensa del bulevar están ya acabados, y si Sando no ha retirado las vallas que los rodean es "para evitar que los estropeen antes de la inauguración".
Es cierto que el ritmo de trabajo ha caído porque, desde el pasado verano, el número de operarios que trabajan en la Alameda ha pasado de 60 a cuatro, según explicaron ayer los trabajadores. Sin embargo, los responsables de la obra aseguran que "los grandes detalles" ya están terminados: "Los quioscos tienen ya instalada la luz; las fuentes están a falta de que Emasesa meta el abastecimiento y las pérgolas se habrán terminado de colocar esta semana".
Pero, aunque no se haya estrenado, la Alameda es una obra abierta al público y un "foco de vandalismo", así que los pocos operarios que quedan se han encontrado con que tienen que ir arreglando los rotos que van surgiendo sobre la marcha.
Eso explica que Sando haya decidido "esconder" el último de los grandes detalles de la Alameda: el mobiliario que reclaman los vecinos y que adornará el bulevar. Los 40 bancos de cemento amarillo y los letreros están guardados en una nave a dos minutos del bulevar, en la calle Becas.
Sando no los sacará hasta que se les aplique a todos un líquido protector que repele los grafitis. "La Gerencia de Urbanismo nos ha mostrado su preocupación por que una obra de esta envergadura quede deslucida antes de su estreno", explicaron a este periódico responsables de la obra. "Recibimos críticas por la lentitud, pero la obra está acabada. Podríamos sacar todos los bancos ahora mismo. Sólo hemos colocado uno y casi lo han destrozado. La Alameda tenía que ir abriéndose de forma paulatina, pero no podemos dejar que un puñado de vándalos vayan estropeando todo lo que hacemos. Ahora mismo hay más vallas de las que en realidad se necesitan. Los quioscos de prensa están terminados, pero si retiramos las vallas hoy, mañana aparecerán pintados, sucios y oliendo a orines", explican estas fuentes.
Los trabajadores estaban ayer eligiendo los puntos del bulevar donde deberán volver a levantar los ladrillos para clavar los postes con letreros donde se leerá "Alameda de Hércules". Será antes de que los políticos vayan al fin a inaugurarla.
