"Llegó en dos momentos al espigón de Mazagón y fue recogido pronto". El fuel vertido al mar hace dos días cuando un petrolero descargaba junto a la refinería Cepsa fue arrastrado por las mareas hasta las playas onubenses de Mazagón y Matalascañas. La consejera de Medio Ambiente confirmó ayer que parte del crudo llegó a la costa y el resto fue arrastrado por el oleaje mar adentro.
El jueves un petrolero procedente de Libia derramó accidentalmente el hidrocarburo que estaba descargando en la línea submarina por la que se conduce el petróleo desde la monoboya hasta la refinería La Rábida de Cepsa. Se extendieron como el aceite dos grandes manchas negras en el mar, que juntas alcanzaban una longitud superiorior a los 12 kilómetros. El capitán marítimo de Huelva, Luis Dacal, y el subdelegado del Gobierno en Huelva, Manuel Bago, explicaron ayer que en total habían caído al mar 30 toneladas de fuel, y aseguraron que se trataba de "un vertido menor, y para nada la situación es alarmante". La empresa petrolera, primero, y los servicios de emergencia marítimos, después, desplegaron un dispositivo de control para no perder de vista el vertido e intentar alejarlo de la costa. Pero las mareas lo empujaron rápidamente hacia las playas de Matalascañas y Mazagón, donde veranean miles de personas.
La consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo, reconoció ayer que parte del vertido "llegó en dos momentos al espigón de Mazagón y fueron recogidos inmediatamente", pero le restó importancia, asegurando que "apenas había llegado nada", y calificó las manchas de "dos galletas negras". "No ha vuelto a acercarse a la costa, y si lo hace, estaremos vigilando", dijo, y recordó que mientras el crudo siga moviéndose con el oleaje hacia el interior, la responsabilidad de controlarlo desde el aire es de la Marina Mercante y el Ministerio de Fomento.
La Junta desconocía ayer las causas de la fuga que originaron el chapapote. La Delegación del Gobierno en Andalucía ha abierto una investigación para determinar las responsabilidades por el vertido al mar de la refinería La Rabida de Cepsa. No obstante, el delegado del Gobierno Juan José López Garzón calificó el incidente de "menor", pero recordó que en 2005 tuvo lugar un suceso parecido al actual, por eso se va a investigar hasta dónde llega la responsabilidad de Cepsa en este asunto. "Tiene que explicar claramente qué ha pasado y las medidas que se toman para que esto no ocurra, pues es la segunda vez que pasa en poco tiempo", dijo. Castillo explicó que la empresa fue la primera en activar rápidamente su protocolo de limpieza de vertidos, en el que se supone participaron 100 personas.
La Junta, tras activar el Plan de Emergencias regional, dio instrucciones a los ayuntamientos de Huelva, Moguer y Palos de la Frontera para que activen sus propios planes de emergencia, con el fin de paliar los efectos del posible regreso de crudo a las costas. No obstante, López Garzón quiso tranquilizar ayer a los bañistas, y aseguró que se creará un dispositivo para limpiar las playas en caso de que el fuel termine manchando el litoral onubense.
Los grupos de la oposición, PP e IU, interpretaron ayer el vertido de crudo con la mayor de las preocupaciones. El PP pidió ayudas para Mazagón, e IU reclamó medidas contundentes para evitar una contaminación mayor.
