El refrán "quien siembra vientos, recoge tempestades" no suele ser exacto porque, casi siempre unos siembran y todos los demás nos vemos envueltos en la tempestad. Un vector muy caracterizado de la derecha se ha pasado años prendiendo los rastrojos de los sentimientos patrioteros más rancios con cualquier motivo y ahora se encienden hogueras que veremos a ver cómo se apagan. Porque, como era de esperar y hasta con similar estética, los grupos ultranacionalistas han proyectado en el espejo social su propia imagen, sólo que la mano diestra en un lado es puño siniestro en el otro por la lógica del reflejo. Skins y Redskins forman el misterio de la Oscura Dualidad.
Anteayer en la Macarena y en Sierpes se dieron las primeras escaramuzas de una contienda que seguro subirá de intensidad en próximos días, ya que siguen convocándose actos con consignas provocativas en las que no deberían caer aquellas organizaciones de izquierda, que sean de verdad organizaciones y de verdad de izquierdas. Antifascistas, como Hacienda, somos todos menos los descerebrados de las "banderas victoriosas" que vuelven al paso triste de la guerra y estos Redskins, como salidos de una película de Clint Eastwood, que sabe Dios desde dónde y por quién son dirigidos a sotavento de los vientos sembrados. Pero quien los sembró debe saber que a veces el viento cambia y a barlovento no se puede mear.
Antonio Zoido es escritor e historiador
