Economía

El viraje de Caja Granada

La entidad, con Antonio Jara al frente, se abre a las alianzas

el 21 feb 2010 / 21:43 h.

prioridades. Antonio Jara, el pasado jueves, tras ser elegido presidente de Caja Granada.

Una revolución silenciosa se está gestando en el seno de Caja Granada, que, hasta ahora, había revelado una defensa a ultranza de su independencia -y soledad en el caminar- en la configuración del nuevo mapa de las finanzas andaluzas. La renovación de sus órganos de gobierno y de la presidencia -de la que ha salido Antonio Claret García para dar entrada a Antonio Jara, profesor de Filosofía del Derecho y ex alcalde de la capital de la Alhambra, gracias al pacto entre socialistas y populares- ha creado un clima más propicio a las integraciones y alianzas con otras entidades y "en clave andaluza", como sólo estaría dispuesto a tolerar la Junta de Andalucía.

Fuentes financieras, políticas y sindicales consultadas destacan que la salida de Claret y, en conjunto, la renovación parcial de la asamblea general y el consejo de administración traen un nuevo escenario en el que Numancia ya no es tan Numancia, "se ha dado cuenta de que no puede quedar sola y aislada entre tanto movimiento de las cajas de ahorros". Ya no se esperan -añaden- reacciones enérgicas en torno al denominado Pacto del Saray -suscrito en 2001 por partidos, asociaciones empresariales y sindicatos de la provincia granadina y que dejaba a la entidad al margen del debate de las fusiones- y sí una "sosegada reflexión" respecto a qué quiere ser Caja Granada de mayor.

Inmovilismo versus apertura. No en vano, si Antonio Claret García -cuya labor como gestor ha sido elogiada y, de hecho, será con probabilidad presidente ejecutivo del Banco Europeo de Finanzas, BEF o banco de las cajas andaluzas- hacía gala de un inmovilismo, su sucesor es todo lo contrario, al llegar con las manos tendidas, tanto hacia dentro de la propia caja -recordemos que en sus órganos se sientan partidos de distinta índole y también los sindicatos- como hacia el Gobierno andaluz y el resto de sus entidades hermanas.

Sus pasos están muy medidos. ¿Primera táctica? La ha llamado acuerdo estratégico de estabilidad institucional, que presentará de forma inminente al consejo de Caja Granada para lograr, indica, una "gran concordia social y política" en torno a esa entidad financiera.

Sosiego institucional. Por tanto, el Pacto del Saray desaparecería -ya la consejera de Economía y Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, señaló el verano pasado que este acuerdo había quedado desfasado- y vería la luz no tanto una muralla China, sino una defensa de su caja, de su papel para con la provincia, y abordando las cuestiones de futuro vía consenso y alejadas, pues, de ring del boxeo político. "Con una redacción que suponga un compromiso con su territorio, que guste a empresarios y a cuantos se sientan en ese órgano", dicen las fuentes.

Fusiones. Con este sosiego por delante, cuya expresión máxima sucedió en septiembre pasado, cuando el PP y el PSOE pactaron, sin ruido, al sucesor de Claret, se abrirá la negociación oficial para fraguar alianzas -la extraoficial existe ya con Cajasol, aunque de manera incipiente-. ¿De qué tipo? Si bien se habla de cualquiera, están aún frescas las "sensibilidades" como para que la caja granadina se embarque en un proceso de fusión puro y duro, aunque sea dentro de Andalucía. "(Esta entidad) no estará en ninguna operación que fragilice el sistema financiero andaluz", comentó Antonio Jara en su reciente visita institucional al jefe del Ejecutivo regional, José Antonio Griñán. Aunque, como es el caso de Cajasol con Caja de Guadalajara, también es posible una integración con entidades de otras comunidades, siempre que la sede social sea andaluza.

La opción de Cajasol. En el partido que sustenta el Ejecutivo de Andalucía, el PSOE, gusta especialmente la sintonía entre Granada y Sevilla. Se cumpliría así la denominada teoría de las dos torres: una tendría de líder a la entidad que resulte de la inminente fusión de Unicaja, Caja de Jaén y Cajasur, y la otra, la alianza entre Cajasol y Caja de Granada."¿Dos torres?", se pregunta un alto cargo del PSOE regional. "¿Y por qué no una sola vía SIP"? El dirigente socialista hace, con esta insinuación, referencia a una futura alianza reforzada o Sistema Institucional de Protección -las entidades implicadas consolidan sus cuentas en una sola sociedad, aunque asegurando la independencia de cada una de ellas y sus marcas- entre las tres andaluzas. Aunque esa idea, reconoce, aún está lejana.

Por lo pronto, y después de las operaciones de Cajasol y Caja de Guadalajara y de Unicajasur, se abre la llamada Ruta de la Plata para la presidida por Antonio Pulido. Y si bien hay contactos muy sólidos, hasta el punto de que se barajaba una alianza con Caja de Extremadura antes de mayo, "es posible que todavía no se mueva ficha, que se aguarde hasta 2011 después de las elecciones, que en el caso extremeño coinciden las autonómicas y municipales", indican fuentes políticas. Otras, financieras ellas, ven ese proceso más cercano.

Lo que sí está claro es que Cajasol y Caja de Granada están por la labor de un SIP -e incluso con prioridad respecto a operaciones de menor calado, que Pulido ha dicho que llegarán-. Sirva como adelanto esta frase de Jara: "Tenemos que crecer. A la caja le va en ello su futuro".

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