El voto inmigrante puede tener una gran incidencia en las próximas elecciones municipales. De los 34.679 extranjeros que hay empadronados en Sevilla, casi la mitad, unos 15.000, tienen nacionalidades que les dan acceso al sufragio. Entre ellos, 7.600 inmigrantes de la Unión Europea –un 25% más de los registrados en la ciudad en las elecciones de 2007– y más de 8.000 extranjeros de países con los que España ya tiene en vigor convenios bilaterales: Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Paraguay, Nueva Zelanda y Noruega. Las cifras cobran especial relevancia en una ciudad en cuyos últimos comicios ganó el PP por 4.242 votos –aunque no lograra la mayoría absoluta– y en la que el precio de un edil se situó en torno a los 8.500 sufragios.
Nunca antes la incidencia del voto inmigrante había sido tan elevada. En primer lugar por el incremento de los ciudadanos de nacionalidad europea domiciliados en Sevilla, que han pasado de 5.978 en 2007 a 7.627 según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. En segundo lugar, por los últimos acuerdos alcanzados por el Gobierno central. Según confirmaron desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, para 2011 ya tienen garantizado el derecho al voto los colombianos –2.564 en Sevilla–; los ecuatorianos –con 2.712 empadronados–, los peruanos –con 1.644–, los paraguayos –con 1.059–, los chilenos –con 233–, los noruegos y los neozelandeses –estos dos últimos con una presencia muy minoritaria en la ciudad–.
Esta cifra se podría incrementar sensiblemente si se aprueban a tiempo en el Congreso de los diputados los convenios ya firmados por el Gobierno central con otras nacionalidades con un importante peso en la población de Sevilla, especialmente Bolivia –con 3.355 inmigrantes empadronados–, Argentina –con 740– y Uruguay –con 133–. También están pendientes de este mismo trámite otros países como Cabo Verde, Islandia o Trinidad y Tobago, cuya incidencia es prácticamente nula. Sí puede ser más relevante la influencia de los 720 venezolanos, pero las negociaciones con este país están bastante más retrasadas.
En el caso de Sevilla, el 90% de los extranjeros cumplen el primer requisito que se les exige para acceder al voto: la mayoría de edad. A partir de ahí, los 7.600 europeos pueden participar de forma automática, mientras que los más de 8.000 nuevos votantes tendrán que iniciar un proceso con dos requisitos fundamentales: llevar más de cinco años residiendo en España –una exigencia que se incluyó para garantizar el arraigo del extranjero– y renunciar al voto en su país. Del cumplimiento de estos trámites por parte de los extranjeros residentes en Sevilla dependerá el peso que tendrán estos electores en los comicios, que también puede verse afectado por el resultado de las campañas municipales de empadronamiento impulsadas en los últimos años para aumentar la población.
Desde el inicio de las negociaciones del Gobierno central con otros países para ratificar convenios de reciprocidad –que permiten a los emigrantes españoles votar en sus comicios locales y a los inmigrantes de estas nacionalidades participar en España–, los partidos han incluido a los extranjeros en sus cálculos electorales. Este nuevo factor ha concedido a la Macarena un papel protagonista. Casi una cuarta parte de los extranjeros residentes en Sevilla tienen su domicilio en este distrito, unos 6.000 según los últimos datos municipales referentes a 2006. De éstos, más del 35% tienen nacionalidades que les dan acceso al voto en 2011. Le siguen, pero a larga distancia, el distrito Centro, con un 12% de los extranjeros, y Triana y Este con un 8% cada una.
Hasta ahora, Izquierda Unida, que tiene entre sus competencias municipales todos los servicios de atención al inmigrante, es la que más ha apostado por este nuevo caladero de votos, mientras que el PSOE lo incluyó hace meses entre las prioridades de trabajo en el distrito Macarena.
