Emana, Iriney y Beñat, ayer por la tarde.
Por mucho que vaya líder y que se enfrente hoy a un adversario que, como él, ha sumado el seis de seis en las dos primeras jornadas, definir la visita del Betis al Elche como una final por el ascenso quizás suene prematuro e irracional; a lo peor, absurdo y ridículo. Puede ser. Hace menos de tres meses, sin embargo, el Betis se autocondenó a continuar un año más en Segunda por un punto. Un solo punto. Ese punto, por ejemplo, pudo ser el que le quitó el Hércules en la segunda jornada de la pasada campaña, en la visita heliopolitana al estadio Rico Pérez. Si Sendoa no hubiese conseguido aquel gol, el 3-2, en los últimos minutos de tan tempranero encuentro, con la Liga recién salida del cascarón, el Betis habría ascendido a Primera. Así de sencillo. Es la cuenta de la lechera, verdad, pero también una muestra irrefutable de que un partido, un gol, un detalle en la segunda jornada, o la tercera, puede acabar siendo definitivo.Final o no final, el Betis se planta hoy en el estadio Martínez Valero como líder de Segunda y se enfrenta a su primer rival directo claro, porque así lo dice la clasificación y porque así se ha postulado el Elche. Y si Pepe Mel se ha impuesto la obligación de afrontar cualquier envite con afán de victoria, qué menos que reforzar esas buenas y ambiciosas intenciones en un partido así, frente a uno de los pocos iguales que puede tener el Betis en esta categoría. Quien dice ‘iguales' dice ‘similares', porque al Elche le falta algo que ahora tiene el Betis: el hombre que desequilibró las dos contiendas de la pasada Liga a favor de los levantinos. Jorge Molina marcó cuatro goles al Betis, dos en el Martínez Valero y dos en Heliópolis. Por suerte para el Betis, el alcoyano no podrá causarle otro estropicio. Por desgracia para el Betis, tampoco se lo hará a su ex equipo.
En su intento de seguir poniendo cimientos para el ascenso, Mel continúa sin su delantero titular y con un solo atacante puro y duro en la plantilla, Rubén Castro, aunque semejante catástrofe queda compensada al menos de momento por el gran momento de su Betis como equipo y por la aportación e implicación del hombre en cuyas piernas recae en realidad el peso del ataque: Emana hizo doblete ante el Recreativo, volvió a marcar en Granada y está representando a la perfección el papel de líder para el que fue contratado.
El Betis también recupera a otro de sus pesos pesados, Belenguer, así que Mel podrá repetir el once que ganó en Huelva por primera vez en la historia del club, aunque a Elche se ha llevado a diecinueve hombres por si el tobillo del central no está lo bastante recuperado del esguince que sufrió en el Nuevo Colombino. En la expedición, además, son novedad los retornos de Iriney, Momo y Nacho, a los que el míster dio libranza el día de la Copa, y las ausencias de Isidoro -por los clásicos motivos técnicos, según arguyó el entrenador-, Juanma y Rodri.
Frente al poderoso ataque del Betis (siete goles a favor, la tercera mejor marca de su historia a estas alturas), el Elche opone el mejor sistema defensivo de la categoría, con cero goles en contra en las dos jornadas ya disputadas. Pepe Bordalás obró el milagro de transformar a un candidato al descenso en un aspirante al ascenso el año pasado y ahora amenaza de nuevo con ser uno de los favoritos de la división. Su problema, aparte de no contar ya nunca más con Jorge Molina, es que pierde a otros dos titulares, Wakaso y Palanca, porque fueron expulsados en la Copa, y a Ripa, con lesión de aductores. A cambio recupera a Etxeita y, siempre que se tramite su ficha definitiva, a David Sánchez.
