Cultura

Ellos tienen la palabra

"Hola, soy persona-libro desde hace dos años, y voy a ofreceros un texto de..." Así se presentaban a mediodía de ayer la veintena de voluntarios que se dieron cita en el parque del Alamillo para rendir homenaje a la generación del 27 ante un público de sorprendidos paseantes. Foto: Antonio Acedo.

el 14 sep 2009 / 21:35 h.

"Hola, soy persona-libro desde hace dos años, y voy a ofreceros un texto de..." Así se presentaban a mediodía de ayer la veintena de voluntarios que se dieron cita en el parque del Alamillo para rendir homenaje a la generación del 27 ante un público de sorprendidos paseantes.

La mayoría eran sevillanos, pero no faltaba quien se había desplazado ex profeso desde Huelva, o incluso de Madrid. Algunos, los menos, se identificaban con su nombre de pila, pero la mayoría prefería ese modesto anonimato -"soy persona-libro"- que desdibuja su identidad para convertirlos voluntariamente en vehículos de la palabra hermosa. Poemas de Cernuda o Pedro Salinas, pero también de Miguel Hernández, del Padre Martín Descalzo y hasta un cuento "que escribió una amiga mía", como dijo una de las participantes: la firma es lo de menos. Lo importante es que cada uno ha escogido el texto que le emociona, lo ha hecho suyo y lo regala al que pasa, sin más.

Tras una bella introducción musical del grupo Babelia, muchos curiosos se asomaron a un rincón del Alamillo para ver qué se cocía en el improvisado corro. Los más pequeños, si acaso, un poco impacientes ante los reclamos de las mascotas o los columpios. Casi todos se quedaban, y con el beneplácito del lorenzo disfrutaron con el recital.

Con este acto, Sevilla se convierte en la penúltima de las capitales andaluzas que disfruta con esta iniciativa del Pacto Andaluz por el Libro coordinada por Antonio Rodríguez. Éste se refiere al trabajo de formación que ha desarrollado en toda la comunidad como verdaderas "misiones pedagógicas" dirigidas a "partir de los silencios para mover cosas". Con casi 800 alumnos registrados en estos talleres, Rodríguez afirma que "queremos mirar a todo el mundo de frente. Los libros sin lectura no existen, y se lee poco porque se lee mal. Tenemos que volver al principio, como cuando en una pareja hay una crisis: empezar por un gesto, una caricia".

El gesto de las personas-libro -un homenaje implícito a la novela Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, en la que unos pocos ciudadanos salvan la literatura de aquellos que quieren consumirla en llamas- consiste en memorizar sus pasajes favoritos y prender el sano contagio haciendo que otros también los aprendan, o simplemente recitándolos. Para la gerente del Pacto Andaluz por el Libro, María Luisa Torán, "hemos creado una cadena que engancha, y el próximo reto después de llevarla a prisiones, hospitales y librerías es extenderla a los municipios", afirma.

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