Cultura

Elvira Lindo: "En esta novela le pido al lector que trabaje un poco"

La escritora presenta ‘Lo que me queda por vivir’ en la Biblioteca Infanta Elena.

el 27 sep 2010 / 19:46 h.

El caso de Elvira Lindo (Cádiz, 1962) es una rareza en el panorama de la narrativa española de las últimas décadas. Descubierta gracias a la exitosa saga infantil Manolito Gafotas, no tardaría en demostrar sus facultades para la novela adulta y el periodismo. La última prueba de ello es Lo que me queda por vivir (Seix Barral), la nueva novela de la autora después de alzarse con el premio Biblioteca Breve 2005 con Una palabra tuya.

"Me ha costado mucho escribir este libro, no encontraba la forma, quité como 60 páginas...", recuerda la autora, que ayer presentó su obra en la Biblioteca Infanta Elena de Sevilla con la periodista Amalia Bulnes como presentadora y la colaboración especial de la actriz Carmen Ruiz. El acto forma parte del ciclo Letras capitales del Centro Andaluz de las Letras.

La protagonista de Lo que me queda por vivir es Antonia, una mujer de 26 años que llega al agitado Madrid de los primeros años 80 -en los que germinó la movida- con la única compañía de su hijo de cuatro años. Allí rememorará las circunstancias de su vida, mientras lucha por labrarse su propio camino en una ciudad y un tiempo locos y acelerados.
"La novela no tiene en realidad argumento, ni una tesis ideológica o intelectual que exponer", aclara Lindo.

"Está llena de emociones contenidas, que procuré que no se desbordaran en ningún momento. Quiere llegar a la emoción también por lo que oculta. Le pido al lector que trabaje un poco, que ponga parte de sus emociones en la lectura", agrega.

Con el estilo sobrio y eficaz que le caracteriza, frases cortas, descripciones muy ajustadas y adjetivación escueta, Elvira Lindo describe situaciones cotidianas -sonríe especialmente al evocar una boda por lo civil que aparece en la novela- y se sorprende de que no abunden demasiado en la narrativa hispana.

"Sentí la necesidad de retratar cosas pequeñas, como esa boda o la rutina de ir al super, pero en la literatura española siempre hay miedo a que te tachen de una cosa u otra. En Estados Unidos nadie llama a eso costumbrismo, ni novela social, pero aquí pesan demasiado los clichés", agrega la escritora.

Ante la inevitable tentación de sugerir rasgos autobiográficos en la historia de Antonia -sobre todo el desenlace en el que la protagonista acaba mudándose a Nueva York, ciudad donde también ha vivido Elvira Lindo-, la autora afirma que "sólo quería recalcar que está lejos de casa, y que termina llevando una vida distinta a la que llevó. Como conozco muy bien Nueva York, me resultaba muy cómodo situarla allí. Hacerlo en Venecia o en cualquier otro lugar me habría costado más".

No obstante, la gaditana reconoce que el tono intimista de su novela Lo que me queda por vivir "está conseguido porque he dejado fluir mi propia voz. La voz de la narradora sólo es posible encontrarla si has tenido alguna vez una relación tan estrecha con un niño".

Y con respecto al personaje de la tía, tampoco es posible escribirla "si no has conocido bien esa España rural, galdosiana, que resulta muy familiar para mí", apostilla Elvira Lindo.

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