El Real Betis no ha recibido ni una oferta que al menos se acerque a los 15 millones de euros en los que se ha tasado a Emana. Es más, no ha recibido ni una oferta formal por ninguno de los jugadores de su plantilla. Alguno de ellos, caso de Arzu, quiere salir corriendo.
Vender para reinvertir no es un aforismo que Manuel Ruiz de Lopera haya aplicado de forma continua en su ya dilatado mandato al frente del Real Betis. Salvo en contadas ocasiones, como cuando se produjeron las fugas de Joaquín y Oliveira, lo que obligó a invertir de forma apresurada con un fatal desenlace (Odonkor y Rafael Sobis), el máximo accionista se ha caracterizado mucho más por comprar que por dar salida a sus activos para generar crecimiento. Ahora resulta que no tiene más remedio que desprenderse de algunos de sus jugadores por dos motivos básicos. Uno, porque se necesita liquidez de forma urgente para paliar las nefastas consecuencias del descenso. En segundo lugar, porque hay futbolistas que no están dispuestos a jugar en Segunda y además han dejado tal mal sabor de boca en el vestuario que resulta imposible el armisticio con el grupo. Es el escenario en el que se mueve Achille Emana.
"El problema de Achille llega cuando se pone el número 20 (su dorsal). En el campo sólo existe él, pasa de los compañeros y eso resulta fatal cuando hay tantas diferencias salariales en la plantilla". Quien comenta esto es uno de los miembros de ese grupo con el que Emana ha compartido esfuerzo, sudor y lágrimas durante todo un año. En el club andan alucinados con un futbolista que ni siquiera se informó de cuándo tenía que regresar al trabajo con el cadáver del Betis aún caliente después del descenso. El director deportivo, Manuel Momparlet, desempeñó ayer su papel a la perfección defendiendo la honestidad del futbolista e incluso su compromiso para defender al Betis en Segunda. Pura milonga. Se suspira por una buena oferta. No obstante, el próximo domingo debe incorporarse a la concentración del equipo en Montecastillo.
NO A LA CARTA DE LIBERTAD
"Esto es una sociedad anónima". Con esa frase tan rotunda cerró Momparlet cualquier posibilidad de mostrar bondad con Arzu, concederle la carta de libertad y permitirle escapar de una situación complicada, con casi toda la grada en contra. El canterano, que suele estar bien asesorado, deberá buscar un equipo que pague una cantidad por él. Arzu lo vale, pues es un futbolista que ha jugado una cantidad más que interesante de partidos en Primera.
