Emitiendo por ondas hasta Japón

Una empresa de Brenes es la única de España que fabrica antenas para radioaficionados. Este mundo poco desconocido se ha demostrado muy útil en grandes catástrofes

Un radioaficionado conversa con otros colegas. Un radioaficionado conversa con otros colegas. Parece que en las localidades ribereñas de la Vega del Guadalquivir solo hay cítricos. Pero nada más lejos de la realidad. Angro Comunicaciones, empresa de Brenes, de los breneros Rodrigo Herrera y Ángeles García, es la única entidad española que fabrica antenas para el mundo del radioaficionado. Sus productos se exportan a países como Holanda, Alemania, Francia, Reino Unido o Japón. A finales del año pasado celebró la Feria de las Telecomunicaciones, a la que acudieron radioaficionados de 27 provincias españolas y desde donde se emitió allende los mares. Llevaban tres años haciendo este evento en la sede de su empresa pero en esta ocasión decidieron acudir al Ayuntamiento porque ya “no había espacio” para albergar la envergadura que había adquirido la cita. Así, pasaron de la privacidad de su nave al centro cívico municipal donde un camión de la Unidad Militar de Emergencia (UME) de Morón de la Frontera recibió a los asistentes en la puerta. La intención de esta expansión, que desde el Ayuntamiento de Brenes “van a potenciar”, en palabras del alcalde Manuel Moreno Noa, es “aunar la radioafición”, según Rodrigo, “y mejorar su reputación”. Es un mundo bastante desconocido entre la población, que mantiene una imagen algo opaca, pero se trata de un movimiento internacional “que colabora con el Ejército” en situaciones de máxima alerta. “Cuando el huracán de Filipinas”, relató Rodrigo, “fueron los radioaficionados los primeros en alertar y contactar con los militares para el rescate de personas”. La razón de su agilidad radica en que se mueven en uno de los vehículos más rápidos del universo, las ondas hertzianas, por lo que el radioaficionado “puede comunicarse con cualquier parte del planeta casi en cualquier circunstancia”. El huracán Mitch o el terremoto de Haití son otras catástrofes en las que “han sido vitales para salvar vidas”. Alrededor de los expositores de venta y las exposiciones de artilugios antiguos todos los hombres, “porque es un mundo de minoritaria participación femenina aunque en expansión”, llevaban colgada su identificación. “Hola, soy EA7JX, ¿qué tal?”, se presentaba Rodrigo, por ejemplo. Si no eres radioaficionado, como es el caso del propio alcalde, la perpleja respuesta era: “Y yo Manolo”. Así se sabe de dónde son y qué antigüedad tienen, ya que el EA es la demarcación de España, el 7 es de Andalucía y el resto es “como las matrículas de los coches”, añadió José Canseco –EA7VC–, radioaficionado de Brenes desde 1979 al que le gusta hablar “del tiempo, de la comida y de los paisajes”, de los lugares con los que conecta. El Rey “es un gran radioaficionado” y posee el EA0JC, “el 0 como algo simbólico, que no pertenece a ninguna comunidad, y la JC por sus iniciales”, apuntó Rodrigo. En Brenes solo hay cinco licencias quizás por la especialización que requiere este arte. “Hay que saber de electrónica”, apuntó Canseco, “porque la mayoría fabrican sus propias antenas”, pero también inglés “porque es el idioma estándar”. De hecho, grandes avances científicos “vienen de radioaficionados”, apostilló Rodrigo, como el GPRS que hoy llevan los teléfonos móviles o el correo electrónico. Para sacarse la licencia que otorga el Ministerio de Industria y Comercio hay que examinarse también de legislación. Para entender su alcance, basta con conocer el dato de que hay 25 satélites que poseen los radioaficionados del mundo. Para José María Yagüe, que posee el único museo de Europa de estos aparatos, “el radioaficionado es una persona inquieta que siempre está al servicio de la comunidad científica”, por eso nunca se deja de avanzar “en esta historia”. Por eso y porque la integran millones de personas a las que las mueve la misma pasión.

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