Emocionada salida del Cautivo de Alcalá

Hay pocas instantáneas de la Pasión tan sorprendentes como la de un Miércoles Santo en Alcalá cubierto por un cielo azul, con San Sebastián como escenario y la cofradía del Cautivo como protagonista. Y ayer, todas esas cosas se produjeron, para alegría y disfrute de todos los cofrades.

el 31 mar 2010 / 18:31 h.

Además, estaban ansiosos por ver el dorado del paso del Cautivo, una de las principales novedades de la Semana Santa alcalareña. Todo el pueblo de Alcalá se preparaba para ver uno de esos desfiles penitenciales que los amantes de la Pasión alcalareña no pueden perderse.


Los últimos rayos de sol acompañaron ayer la salida de Jesús Cautivo que puntual como es costumbre irrumpió, lentamente. El hermoso y dorado paso, se encontró con los centenares de fieles que allí se congregaban, ya fuera en la calle o en los balcones y azoteas de los edificios colidantes. Aplausos y vítores para esta imagen que este año, bajando la rampa de San Sebastián, se mostraba aún más majestuosa y hermosa que nunca. Incomparable. Los congregados a lo largo la calle Gutiérrez de Alba y en los balcones aplaudieron largamente esta salida.

Y cuando el Cristo mediaba la calle San Sebastián, todo estaba preparado para que la Virgen de la Esperanza se encontrase con su pueblo. Los costaleros tuvieron en esta ocasión que afinar ya que el hueco de la puerta es estrecho, por lo que la pericia es esencial en sus movimientos. El paso es de grandes dimensiones y cabe muy justo, sus 35 costaleros con su capataz, Enrique Pavón al frente realizaron un colosal trabajo de fuerza y precisión.

Precisamente, éste es uno de los momentos más emocionantes de toda la procesión por la dificultad con la que se encuentran los costaleros. Una vez que la imagen estuvo completamente fuera, la subieron de un salto, lo que despertó la emoción del público congregado y levantó los primeros ¡vivas! a la Virgen que una vez en la calle seguía los pasos de su amado hijo. Un año más la emoción se agarró a las gargantas de los allí congregados para contemplar uno de los momentos más entrañables y sentidos de la Pasión alcalareña

Y eso fue sólo el principio de una tarde mágica. El procesionar de las imágenes continuó el itinerario establecido, y los fieles que se agolpaban en San Sebastián, salieron en desbandada para encontrar otro punto desde el que disfrutar del desfile penitencial. La calle La Plata fue uno de esos lugares, como también lo fue su paso por la Plaza del Paraíso, además de su regreso al templo.

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