Corríase el gran riesgo de que el Salón de Grados se quedara vacío después de que, en número numeroso, los señores enchaquetados y encorbatados se marcharan con los respectivos séquitos tras pronunciar sus discursos. Mochilas en los asientos y un monopatín verde en el suelo vaticinaban que, al menos algunos de los estudiantes, volverían para asistir a las conferencias de la primera Feria de Emprendimiento que se organizaba en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla. Pero, cual goteo y qué mejor metáfora de la creación de empresas, el alumnado iba regresando hasta llenar tres cuartos del aforo si trasladamos tal proporción a la realidad y continuamos con la alegoría, tendremos garantizado el futuro económico de Andalucía. Los emprendedores Jaime Landeta y Adrián Ortiz, ayer en el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Hispalense. / EL CORREO Media escasa diferencia de edad entre los dos ponentes y el casi centenar de universitarios. Son el treintañero Adrián Ortiz, fundador de la empresa sevillana de pistas de hielo artificial Xtraice, y Jaime Landeta, de la madrileña Apodemia, de joyería y bisutería. Y ambos acuden para relatar sus experiencias y, con la empatía que entraña la juventud, insuflar ánimos y ganas a los oyentes. Ortiz (30 años) metió un acelerón los últimos dos cursos quedaron en uno a la carrera de Administración y Dirección de Empresas porque quería crear pero no sabía qué. Un préstamo familiar de 3.000 euros y visitas a ferias europeas de tecnologías fueron los comienzos para un emprendedor que, con la gran ventaja de hablar alemán, se trajo de Alemania la distribución de los suelos interactivos pisas y parece que están vivos de una compañía germana. Sería el germen de la firma ya propia Famori, que iría diversificando en productos desde barras de bar hasta escaparates, pasando por tirachinas u orquestas, con tecnología interactiva, es decir, para interactuar y en mercados internacionales. Pero si por alguna empresa se conoce al joven es por Xtraice, convertida en líder mundial en un nicho de negocio muy concreto: pistas de hielo artificial: 85 países y 35 trabajadores de 20 nacionalidades. Para crecer, se plantó ante Caixabank con sus metas y números bajo el brazo, y la entidad financiera a través de una sociedad de capital riesgo entró en su accionariado como compañero de viaje. La inquietud le llevó también a gestar Famori Sport, para instalaciones deportivas, Events Leisure, de ocio infantil, y «un grupo de amigos» similar a una family office para apoyar a otros inquietos, entre ellos quienes montaron Cervezas Albero (producción artesanal) o distintas aplicaciones para móviles. Adrián Ortiz reveló, asimismo, un secreto que despertaría la curiosidad del universitario público: una cerveza «vigorizante», con ginseng, como si mezcláramos la Cruzcampo y el Red Bull. Llegó el momento de los consejos. Primero, dijo, disfrutar al emprender, que el reloj no marque tus horas, sencillamente «te gusta qué haces». Segundo, tener una visión global pues, al fin y al cabo, global es el mercado, «así que no llames a tu empresa Sevillana de Electricidad». Tercero, que los proveedores, clientes o bancos se conviertan en «compañeros de viaje». Cuarto, los idiomas, inglés a más no poder. Quinto, «la financiación no es un problema», banca, institución, familia. Sexto, «las oportunidades no llaman a la puerta, hay que buscarlas». Y séptimo, «mi miedo era fracasar, pero el fracaso es no intentarlo. No vais a perder el tiempo, será una formación brutal». Vaya por delante, concluyó Ortiz, una recomendación para los otros, quienes no pretendan emprender: cuando envíen el currículum, que detallen qué saben hacer y qué beneficio pueden aportar a una empresa, y no se limiten a una mera relación de estudios y cursos. Turno de Jaime Landeta. Ponencia adobada de humor para ganarse al público. «Soy la historia de un fracaso», arranca. Mal estudiante, «quería ser rico, por eso comencé pronto a trabajar». Picó de aquí y de allí, trabajaba en un banco, «hasta que lo dejé, le dije a mi madre que quería emprender, y se echó a llorar», relata risueño a sus 27 años quien asegura tener como principal meta «ser feliz». Con su empresa, Apodemia, no es rico pero sí feliz. Consejo: «El día que no disfrutes, te irá mal». El problema económico de empezar no es tal problema: él y su socia, la diseñadora de joyas y bisutería «sencillas para una mujer sencilla, que es trabajadora y madre», se lanzaron con apenas 200 euros. «Y, año y medio después, nos va bastante bien». Y turno de preguntas. Un rubio de gimnasio quiere saber más de la nueva cerveza de Adrián Ortiz, quien responde que ésta no atiende a novedad ni moda, sino a un nicho de mercado: si hay carta de vinos en los restaurantes, por qué no ha de haberla de rubias, se preguntó. Y un moreno con barba y camisa de cuadros habló de su temor a que le roben una idea si acude a las empresas a venderla: busca «a los frikis» de la informática en la universidad, que serán tus socios, «ellos no, las otras sí, te robarán»... «La empresa es el camino y hay recursos públicos para crearla» Emprender es el camino y hay recursos públicos para iniciarlo. Éste sería el resumen de quienes, por parte de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento, la Cámara de Comercio de Sevilla y la Fundación Cajasol, inauguraron ayer la I Feria del Emprendimiento de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Hispalense, que hoy termina. El alcalde, Juan Ignacio Zoido, resaltó la necesidad de generar oportunidades «porque se está saliendo de la crisis, pero queda aún un trecho importante». De ahí la urgencia, continuó, de aunar esfuerzo por parte de las instituciones. De nada sirven, explicó, anunciar subvenciones públicas para dentro de unos años, cuando se requieren ahora para arrancar un proyecto. El secretario general de Economía de la Junta de Andalucía, Gaspar Llanes, destacó que la dificultad creciente para tener un empleo público ha elevado el porcentaje de los jóvenes andaluces que quieren crear empresas hasta el 40 por ciento, «el más alto de Europa». «No tienen sentido los avances en el conocimiento si después no llegan al ciudadano a través de las empresas», opinó el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, en referencia a la necesidad de vincular la universidad a la empresa.