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Empresas más humanas

La segunda sesión del foro Iniciativa Sevilla Abierta puso anoche en La Fundición el acento en el progreso a través de la instauración de grupos de trabajo más competitivos, pero también «mucho más luminosos y positivos».

el 11 feb 2014 / 09:28 h.

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ciclo-sevilla-abiertaPor iniciativa de Sevilla Abierta, anoche en la Sala La Fundición se continuó imaginando la ciudad dentro de 20 años, planteando hipótesis y poniendo sobre la mesa propuestas que harían de la capital de Andalucía un lugar mucho más próspero y habitable. Moderado por el catedrático de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide, Xavier Coller, el debate permitió vislumbrar nuevos caminos de progreso con origen internacional. Para ello se contó con Richard Johnson, empresario y fundador de la red de centros English Language Institute (ELI); y Ramón Compañó, director de Programas del Instituto de Prospectiva Tecnológica de la Comisión Europea. Johnson comenzó poniendo de ejemplo a Argentina hace 20 años, «entonces, uno de los cinco países más ricos del mundo cuyo ascenso se fue al traste cuando se implantó en el país una elite política y empresarial que hundió la competitividad». Poniendo de antemano todas las salvedades posibles, criticó duramente que, en España, «los empresarios quieren conseguir beneficios muy rápidamente cuando una empresa ha de ser un proyecto a medio o largo plazo, nunca a corto», dijo. Por ello partió de una premisa que, bajo su punto de vista, no admite mayor disensión:«Los empresarios y los trabajadores sevillanos tienen que adoptar de una vez por todas una actitud moderna». En base a su propia experiencia, Johnson argumentó cómo «cuando le das oportunidad a las personas de dar lo mejor de sí, le concedes espacio e incitas a que sean creativos, los trabajadores van a rendir más»:«Necesitamos conquistar una mentalidad empresarial propia del siglo XXI donde las personas sean lo que cuenten», aseveró. Todo lo contrario de lo que actualmente ocurre en EEUU donde, según una reciente encuesta, «el 30% de las personas van al trabajo con ilusión, otro 30% acude como obligado medio de obtener un sueldo y un último 30% odia su quehacer; esto es intolerable, y así, cualquier posibilidad de mejoría queda descartada». El creador de ELI esgrimió también una polémica crítica al «elevado absentismo de los funcionarios de las empresas municipales». Constatando en fín las debilidades de la actual relación trabajador-empresario en Sevilla, Richard Johnson dijo creer firmemente en las fortalezas, y puso como ejemplo «la caja de cambios que, desde Fasa-Renault, se exporta a todo el mundo, siendo este un producto enormemente complejo de realizar». «Sevilla –insistió– necesita empresarios modernos y trabajadores modernos porque, forzosamente, combinar un buen trabajo y vivir en una ciudad como Sevilla garantiza al individuo una situación vital inmejorable», opinó. Queda pues calar en los ámbitos de «positividad y valor añadido para huir de las fórmulas ortodoxas y crear una Sevilla futura donde las relaciones profesionales estén marcadas por la ilusión». Aspecto este en el que coincidió con el otro ponente, Ramón Compañó, quien constató cómo el éxito de estas jornadas demuestra que, en la ciudad, «hay gente que quiere cambiar las cosas». Desde su posición laboral en un organismo europeo, ve claro que hace falta «una transición social que durará años y que estará sujeta a los vaivenes políticos pero que deberá servir para que surja una sociedad más avanzada, donde las prioridades estén más claras que en la actual». Una sociedad, la sevillana, que a ojos de los extranjeros que nos visitan «tiene tantas potencia como puntos flacos»:«Somos simpáticos y con una autoestima enorme, sí, pero también poco abiertos y escasamente críticos y con ambiciones modesta», explicó a modo de caricatura. «Para no ser una ciudad museo como Siena o Venecia donde la gente va, hace la foto, y se larga, tenemos (empresarios, políticos...) que tener muy claro dónde puntuamos al alza». Y ahí Compañó valoró el «inmenso capital humano, la juventud de la sociedad andaluza y su inmejorable formación, el potencial turístico y, en términos más específicos, la segura capacidad de liderar el mercado de lo ecológico». Para ello, y encadenando con lo dicho por Richard Johnson, «hacen falta empresas más modernas, pero también un cambio en el modelo educativo, a saber, menos énfasis en saber mucho y más aprender cómo hacer las cosas», planteó. Uno y otro dejaron claro que el compromiso exigido no ha de recaer únicamente sobre el empreario porque, «mientras sigamos viendo el trabajo como un sacrificio no tenemos nada que hacer». Finalmente, el sociólogo Xavier Coller, que actuó como moderador del foro, concluyó animando a la sociedad a una «rebelión auténtica»:«Quienes vivimos en Sevilla a menudo tenemos la sensación de padecer una ficción organizada:sabemos que hay fallos en muchos ámbitos y yo quiero invitarles a que no descansemos toda la responsabilidad en nuestros líderes, sino que hagamos un importante acto de rebeldía y rompamos esa ficción organizada que tantas veces nos consume. Con ello estaremos exigiendo, como ciudadanos, que las cosas se hagan bien, de acuerdo a las normas, que controla una sociedad avanzada».

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