La invasión napoleónica fue la causante y, si bien para esas fechas las tropas del gabacho ya no campaban por sus respetos en estas tierras, la devastación que dejaron supuso una lacra en lo económico y lo emocional que impidió la celebración aquel año del mercado de ganado que dio origen a la feria más antigua de Andalucía y primera en el calendario festivo de primavera.
Las dos anteriores ediciones, aunque menguadas como atestiguan los libros de registro del Consistorio, pudieron celebrarse. No así la de hace 200 años cuando la Guerra de la Independencia había provocado el éxodo de la población al campo, resistiéndose a retornar por temor a la llegada de nuevas tropas como la división del general Morthier, que en su destructiva presencia saqueó el pueblo de bienes.
Hablan los datos, como aporta Navarro, y así las 1.200 arrobas de vino y 250 de aguardiente de la bodega habían sido literalmente engullidas por la tropa gala, cuyos toneles vacíos pudieron presenciarse por mucho tiempo en un deambular por las vacías calles.
Además, el pósito con su despensa de grano fue objeto no sólo de saqueo, sino también de destrucción. Lo mismo que la cárcel y la carnicería pública, que habían sido incendiadas, llegando el vandalismo al punto de materializarse incluso en el interior de muchas casas particulares y el propio Ayuntamiento, donde las tropas invasoras habían practicado el pillaje y robado el mobiliario para encender hogueras para calentarse.
Así las cosas, y pese al mal tiempo ferial con una jornada lluviosa el viernes que dio tregua por la noche y la madrugada, el que no se consuela en esta Feria de Abril de Mairena es porque no quiere, ya que sólo le basta con pensar que hace dos siglos era tal la situación de desastre en el pueblo que la fiesta ni siquiera pudo celebrarse.
