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“En Bilbao conseguí acercarme al concepto de toreo que persigo”

Manuel Escribano es uno de los toreros del año. La sustitución de El Juli en Sevilla y un toro de Miura, llamado 'Datilero', le cambiaron la vida y lo devolvieron al gran circuito.

el 31 ago 2013 / 23:15 h.

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Manuel Escribano El joven matador se concentra en la finca El Esparragal para sus entrenamientos. / PEDRO RODRÍGUEZ DE LA VEGA El diestro de Gerena estaba preparado para el reto en Sevilla y ha puntuado con nota en su paso por ferias como las de Bilbao o Pamplona. Entre plaza y plaza se concentra en las tierras de Gerena sabiendo que todo lo sembrado este año trascendental será recogido en la temporada venidera. –Si se lo cuentan hace un año, ¿se lo habría creído? –Sí, me lo habría creído. Esto es a lo que uno aspira, lo que quieres y siempre crees que llegarás a conseguir. A veces se pone todo muy complicado pero el toreo es así y puede cambiar para bueno y para malo en un segundo. Hace un año podía ser impensable pero gracias a Dios está pasando. –Algunos profesionales no se sorprendieron. Sabían de lo que era capaz de conseguir... –Llevaba un par de temporadas a la altura de lo que yo aspiraba, toreando 8 o 10 corridas de toros en las que ya estaba apuntando lo que podía llegar a dar. Los años de alternativa no han pasado en balde y el punto de madurez y torero hecho se ha ido notando. –No le sentó mal el banquillo... –Es que no he parado nunca y todo el tiempo que llevo trabajando y perfeccionando… eso que se lleva tu cuerpo. Por eso me ha sentado bien. Pierdes algunos años pero a cada uno le llega su momento cuando le tiene que llegar. –Hay que volver a esa tarde fundamental de Sevilla. De un día para otro, después de la cogida de El Juli, y con una de Miura. –Todo cambió aquella tarde, con ese toro, Datilero. Me sentí muy feliz de que contaran conmigo y me cogió preparado, listo y dispuesto a todo, sin que me pudiera la presión. Sabía que me jugaba mucho, que era un momento crucial y era consciente de las dificultades que podían presentar los toros. Pero me olvidé de todo y disfruté muchísimo. Salió fenomenal. –¿Qué culpa tiene el torero cuando se sale del circuito? –Las cosas mal hechas: no ir a sitios a los que debería haber ido. Ir a sitios a los que no debí ir; no rodearme de los profesionales apropiados en cada momento… se reúnen varias circunstancias que te pasan factura. Puedes perder frescura e ilusión y a lo mejor llega un momento en el que toca evolucionar y no lo haces. Es una cadena en la que si cae una pieza, todas van detrás. Caí en ese pozo en el que han hundido tantos toreros. –Además de Sevilla hay dos tardes fundamentales en el Norte: Pamplona y Bilbao. –Pamplona fue una feria que me encantó y lo pasé muy bien. Mataba la corrida de Dolores Aguirre, que nunca es fácil, pero caí de pie. La gente se entregó conmigo y yo con ella. Bilbao es otra historia: me  acerqué a la meta que he puesto a mi toreo. Pude torear de la forma que ya he conseguido en otros lugares, con toros distintos, como uno de Victorino y otro de Trapote. En Santander también caí bien aunque la corrida fue más deslucida. El paso por esas ferias ha sido importante y me deja las puertas abiertas de cara al año que viene. –En cualquier caso, la tarde de Bilbao ha sido definitiva. –Sabía que esa corrida de toros (la de La Quinta) podía venirme muy bien para sacar cosas que todavía no me han visto y no me equivoqué. El toro al que corté la oreja tuvo mucha calidad aunque quizá le faltó algo de duración y raza para haber aguantado más pero fue una gran corrida de toros para los toreros que me vino de lujo para dar un paso más. –La cosa está mal para todos pero ya ha entrado usted en la rueda. –Sí, el gran problema ahora mismo es que se están dando muy pocos festejos. Todo se ha reducido a un mismo grupo y meter la cabeza ahí no es fácil. Algunos toreros estamos luchando por entrar ahí y por eso no te puedes conformar. Hay que destacar para pelear con los mejores y cuando llega la oportunidad tienes que machacarla y aprovecharla al máximo. Ése es mi trabajo ahora. –¿Cree que se está aplicando la suficiente justicia taurina para los que llamáis a la puerta? –Hay casos en los que es así pero yo no me puedo quejar. He pasado por esas ferias que hemos comentado y voy a terminar con 30 o 35 corridas de toros, que es una buena cifra para tal y como está el año. Pero es verdad que hay compañeros que no están viendo reflejado lo que han llegado a dar en la plaza. Esa situación debe cambiar porque nos hace falta a todos: a los empresarios, los toreros, las figuras… pero sobre todo para el público, que debe acostumbrarse a ver caras nuevas para salir de la monotonía de muchas ferias. –¿Y la confirmación en Madrid? –Está claro que a Madrid hay que ir; a confirmar y a triunfar. Queremos ir el año que viene y nos gustaría que fuera en San Isidro. Se nos ofreció ir ahora pero no nos pareció adecuado. Si he esperado nueve años, no va a pasar nada si esperamos algunos meses más. –¿Y el golf? ¿Se ha quedado aparcado por el momento? –No, ahí lo tengo. En los ratos libres me escapo.

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