Economía

«En campo y agroindustria somos una potencia. No somos el PER»

Socio y director comercial de Huerta Campo Rico, firma especializada en platos preparados, reconoce que, ante la crisis, la estrategia es exportar, diversificar e innovar. Patés vegetales y patatas se agregarán al tradicional pimiento asado y pisto envasado

el 13 feb 2010 / 20:40 h.

-¿Cuándo echó raíces este rico campo?
-Somos tres socios. Antonio Cabrera (Producción), su hermano Francisco (Compras) y yo, que dirijo la rama comercial. Ellos tenían fruterías y producían setas y yo las comercializaba en restaurantes sevillanos a través de una pequeña distribuidora. En Mercasevilla vieron un pimiento asado muy rudimentario y barato, pero unas veces el comerciante lo vendía y otras, no. Era una pena que se perdiera la demanda. Los hermanos Cabrera me propusieron producirlo nosotros y eso fue la cuna de todo. De esto hace doce años.

-Un negocio encontrado por casualidad.
-Yo no diría casualidad, no era un producto al azar. Tenía demanda si se hacía en serio.

-¿Cómo se hizo serio?
-Una antigua panadería en Sevilla y una nave agrícola que nos servía de almacenes fueron nuestras primeras instalaciones. En un año se nos quedaron pequeñas y nos trasladamos a otras en un polígono industrial de San José de la Rinconada, y en dos se quedaron también pequeñas. Nos fuimos a Burguillos a una parcela con 30.000 metros cuadrados, de ellos 7.000 de fábrica.

-Por el tipo de productos que tenéis, el tiempo ha de ser vuestro principal aliado.
-Tiempo y sabor. Nos basamos en una cocina tradicional, que es la que realmente quiere un público que, no obstante, carece de tiempo para asar pimientos. Son recetas tradicionales adaptadas a los tiempos de hoy, pero sin esa tradición y ese sabor estaríamos perdidos. Sustituimos a tu abuela o a tu madre, pero los sabores son iguales.

-Y a ver, qué ofrecéis.
-Pimientos asados, alcachofas en aceite de oliva, escalivada, pisto, zanahorias al estilo andaluz y tomates. Estamos lanzando ahora patés vegetales para el mercado francés y otros platos preparados, entre ellos pistos en versión más económica. Cada receta nos lleva, como mínimo, un año de investigación y no es lo mismo un laboratorio que una cocina.

-¿De dónde es autóctona vuestra materia prima?
-De Sevilla, Córdoba, Almería y residualmente de Murcia y Castilla-La Mancha.

-¿Y por qué no Marruecos, que cada vez exporta más a Europa?
-En un negocio como el nuestro, la materia prima tiene que estar cercana. La mercancía marroquí será más barata allí, pero hay que transportarla y se encarece.

-La labor de exportación se inició muy pronto en Campo Rico. Eso es visión exterior...
-Nosotros comenzamos a vender en los mercas andaluces, luego en Mercamadrid. Logramos entrar en cadenas de distribución y, gracias a las relaciones entre éstas en distintos países, se nos abrió Portugal, donde llevamos ocho años, y cuatro años después, Francia. A partir de ahí llegaron Bélgica, Holanda, Suiza, Italia, Alemania y Polonia. Experiencias también tuvimos en EEUU, sobre todo con el pisto, pero la crisis y la subida del euro lo volvieron caro, no era competitivo, de ahí que ese mercado lo hayamos frenado.

-Siempre la crisis. ¿Y qué hacer para afrontarla?
-Seguir exportando y diversificar, tanto en platos como en clientes, y aquí queremos abrirnos paso en la hostelería y en los sectores industrial y público (en comedores, cárceles, etcétera). El presente es muy malo, hay que innovar.

-Pero la administración asevera que agroindustria y agricultura son los sectores menos perjudicados por la crisis...
-No estoy de acuerdo. Nosotros hemos sufrido una caída importante de nuestras ventas. 2010 ha empezado mal, peor que 2009. En Campo Rico, además de un producto, ofrecemos un servicio, un plato preparado que no te quita tiempo. Con la crisis, la gente no prescinde del producto pero sí del servicio, es decir, vuelve a cocinar los platos, pues el tiempo es precisamente lo que le sobra. Y en el campo se han vendido más kilos, pero no con más precio, más trabajo con menos dinero.

-También Campo Rico va hacia unos platos más baratos...
-Sí, hay que adaptarse, buscar alternativas para estos tiempos de crisis, reinventar. Así, lanzaremos también una gama a base de patatas y pistos más económicos.

-De seis meses para acá se nota más atención pública a los problemas del agro y de la industria alimentaria.
-España vive del turismo y de la agroindustria. Eso es así. Sin embargo, el turismo tiene más ayudas, publicidad y promoción. Y si estos recursos también se destinaran a la agroindustria, habría una marca país o, caso de Andalucía, una marca comunidad que nos abrirían puertas y seríamos una auténtica referencia agroindustrial en el mundo. Sí he percibido ese cambio que usted dice de las administraciones, ya era hora de que a la agroalimentación se la considere una potencia económica, no somos residuales ni el campo es el PER.

-Se achaca también al sector la falta de iniciativa innovadora.
-No es nuestro caso y ello pese a que somos una pyme. La innovación es muy cara y lenta. Es más, ahora las administraciones dan ayudas para innovar, pero antes primaban las dedicadas a producir más de lo mismo. ¿Y quién afirma que no se innova? Ahí tenemos los ejemplos de Puleva o Dhul. En España sabemos de comidas y dar con una receta que la admitan los españoles es difícil. Fíjese, donde menos se vende el gazpacho andaluz envasado es en Andalucía. Y nosotros apostaremos también por la alimentación funcional, pero desde el cultivo y no en laboratorio. Para ello, junto con firmas almeriense y universidades, pondremos en marcha un proyecto para cultivar frutas enriquecidas, cargadas de propiedades.

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