Como presidente del comité de empresa de Cerámicas Bellavista, Juan Carlos Cortés lideró toda la negociación con el grupo Roca, que finalmente implicará que la fábrica, en la que lleva toda la vida trabajando, tenga que echar el cierre.
-¿Cómo está siendo la vuelta al trabajo tras aprobarse el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con Roca?
-No es fácil asimilar que la empresa se cierra. Había mucha tensión en el ambiente al principio, pero poco a poco los compañeros van asimilando que esto se acaba y en abril comienza el ERE. Cada uno va buscándose la vida. De hecho, unos 15 empleados ya se han ido.
-Debe ser mucho más duro que con las movilizaciones...
-Lo estoy pasando peor ahora que cuando estábamos movilizándonos, porque entonces estábamos más unidos, éramos una piña. En estos momentos, la gente piensa en su casa, su familia, en lo que hemos cedido... El acuerdo que firmamos con Roca tiene muchos puntos y es difícil explicarlos todos. Mucha gente critica al comité de empresa por haber pactado, aunque en el referéndum se votara con una amplia mayoría.
-¿Cómo valora el acuerdo?
-Entiendo que dentro de lo malo, hemos conseguido mucho, porque las decisiones que podían haberse tomado eran desastrosas. La empresa estaba dispuesta a declarar una junta de acreedores (suspensión de pagos), y eso hubiera sido mucho peor. Moralmente es muy difícil de asimilar hasta para mí, porque te das cuenta de que por cinco millones de pesetas te pueden echar a la calle, después de toda la vida trabajando en la fábrica.
-¿Debe ser difícil trabajar en estas circunstancias?
-Es cierto, pero los compañeros están teniendo una actitud ejemplar. Están siendo muy profesionales y haciendo su trabajo como si no hubiera pasado nada y eso es admirable.
-¿Llegó a pensar que Roca cedería y no cerraría la fábrica en Dos Hermanas?
-Por supuesto. Si lucho por algo es porque me lo creo. Si no, no puedo hacerlo. El día que fuimos 300 personas a Barcelona (29 de diciembre de 2008), estaba convencido de que la dirección de la empresa cedería.
-¿Cuándo se dio cuenta de que la decisión era inamovible?
-Creo que después de las fiestas navideñas, cuando hicimos ese parón en las negociaciones y volvimos. El pasado 8 de enero tuvimos una reunión y la dirección de la empresa entonces empezó a hablar de suspensión de pagos y de parar la producción con la consecuente reducción de sueldo. Ver todas esas cosas y pensar en las hipotecas y los gastos... En ese momento intentábamos salvar lo que pudiéramos, porque la fábrica iba a cerrarse.
-Incluso así fueron al Parlamento de Andalucía y pidieron la intervención de la Consejería de Empleo...
-Lo primero fue una de las grandes satisfacciones de todo esto. Nos recibieron cálidamente y leyeron un texto a favor de la fábrica. Era la primera vez que el Parlamento de Andalucía se manifestaba, con el apoyo de todos los grupos, para evitar el cierre de una empresa.
-¿Cree que Roca se aprovechó de la coyuntura que vive el país actualmente?
-Estoy convencido. Cerámicas Bellavista puede que no diera muchos beneficios, pero tampoco se perdía. Roca quería centralizar la producción en su fábrica de Alcalá de Guadaíra y llevarse algunas líneas a Portugal, y aprovechó la crisis y nuestra propia situación, porque sabía que somos trabajadores humildes, que no podríamos soportar una reducción de sueldo, ni un conflicto laboral muy largo.
-¿Quién ha ganado?
-Roca, porque ha conseguido lo que quería, que era trasladar la empresa, aunque al menos no le ha salido barato.
-¿Confía en que otra empresa levante el complejo y repesque a los empleados de Cerámicas Bellavista?
-Espero que haya una empresa que coja el suelo a coste cero y levante ahí una industria. De hecho, hemos hablado con el alcalde de eso.