Cultura

En Herrera vive el decano del cante jondo: El Monino

El crítico de El Correo entrevista a Antonio Bermúdez Arjona, alias El Monino, toda una institución con una voz no perjudicada por la edad.

el 19 ago 2010 / 19:41 h.

Hay un pueblo en Sevilla que tiene su historia flamenca y nunca se ha contado en los libros. Sólo Fernando el de Triana, en Arte y artistas flamencos, se ocupó de hablar de su fandango de besana y de las cualidades de un tal Carlillo. Me estoy refiriendo a Herrera.

Allí vive uno de los cantaores de este pueblo, el decano, con 89 años de edad. Aún es capaz de cantar de maravilla, con la voz más sana que una pera, como pude comprobar hace unos días. Antonio Muñoz Peña, de Marchena, esposo de la soprano Pilar Marchena, se encargó de fijar el encuentro.

Se trata de Antonio Bermúdez Arjona El Monino, sobrino del que fuera dueño del célebre Salón de Manuel Arjona, cuyo local aún existe, aunque sin actividad alguna. Fue el único salón flamenco de la comarca y desde los años 20 del pasado siglo tuvo gran actividad artística.

Según El Monino, "por aquí pasaron todos los más grandes, desde la Niña de los Peines hasta Pepe Pinto, pasando por Marchena, Pepe Palanca, el Niño de la Huerta, Canalejas de Puerto Real y Tomás Pavón", dice con gran sentimiento y orgullo.

El Monino pudo llegar a ser una primera figura, por sus grandes cualidades, pero prefirió la seguridad de un trabajo fijo y dormir todas las noches en su casa. "La Niña de los Peines me subió una vez en una silla para que le cantara, aquí en Herrera, pero la primera vez que canté al público fue en Osuna".

Sin embargo, decidió irse a Madrid en 1949 a trabajar en el Ministerio de Defensa colocado por un tío suyo que era coronel. "No estaba bien visto eso de cantar flamenco, pero yo combiné mi trabajo con el cante jondo, y la verdad es que gané mucho dinero. Tenía una voz preciosa y era muy apañado, y supe codearme con los mejores. Llegué a cantar saetas con Vallejo, aquí en Herrera y en otros lugares, que para mí ha sido uno de los más grandes", asegura este veterano cantaor que ya está jubilado y dedica su tiempo a hablar de flamenco con los amigos y a cuidar de su esposa.

Todavía canta, pero poco. La peña flamenca de Herrera lleva su nombre y ha cantado mucho en el festival de este pueblo. Conserva la voz intacta, una voz entre las de Vallejo y Marchena, dos de sus ídolos. "Eran dos genios, aunque entonces hubo muchos genios. Tuve la suerte de vivir una época de oro", dice.

Cuando le preguntamos por las figuras de hoy no duda en dar el nombre de Miguel Poveda. "Tiene una voz bonita y lleva bien los cantes; es muy alegre", dice.

A Antonio Bermúdez Arjona le gustaría que el Ayuntamiento convirtiera el antiguo Salón de Manuel Arjona en una especie de museo flamenco, "porque por aquí pasaron todos y el local está todavía intacto. Sólo hay que proponérselo y hacerlo", exige.

Herrera ha dado otros muchos cantaores, como Manuel Favores, Manuel El Guerra, Pedro el de la Timotea y Juan el Beato, además de un guitarrista, Morenito de Herrera, que llegó a ser guitarrista del Niño de Marchena. El único que vive es El Monino, decano de los cantaores sevillanos .

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