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"En la fe hay que crecer conjuntamente religiosos y laicos"

Mario fue alumno del Colegio Marista donde ahora, además, imparte clases de economía a los alumnos de Bachillerato.

el 28 mar 2014 / 15:04 h.

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Mario fue alumno del Colegio Marista donde ahora, además, imparte clases de economía a los alumnos de Bachillerato. Allí creció académica y espiritualmente y es en el colegio donde empieza a descubrir que su vida se encamina hacia la vivencia de un determinado carisma, el marista, definido, por él mismo como «familia, cercanía y fraternidad». Mario Vidart. Profesor del colegio Santa María del Pilar Mario Vidart. Profesor del colegio Santa María del Pilar Además de su labor como docente, Mario colabora en las labores de pastoral del colegio y pertenece a la Comunidad Laica Marista en la que «se comparte la vida y se reivindica la necesidad de abrir el papel de los laicos en la Iglesia, de crecer conjuntamente, Iglesia, religiosos y laicos, en la fe y en ese compartir que hoy, más que nunca, se hace necesario». El trabajo en un colegio marista –reconoce Mario– le ofrece la posibilidad de tener un contacto diario y cercano con religiosos en esa misión compartida de la que tanto se ha hablado. «Un ir de mano a mano en la construcción de un proyecto educativo concreto pero que, desde la visión del laico, permite estar cercano al mundo de hoy». Su día a día se fundamenta, además, en la familia. Mario ha elegido la vocación matrimonial para desarrollar su misión como laico marista. Junto con su mujer, y recientemente, con su hijo, han creado una pequeña comunidad familiar que vive con integridad esa faceta del cristiano. Su elección de vida le permite compaginar la vida personal, profesional y cristiana de una manera perfecta. A día de hoy, el mayor reto que se plantea, y no es que sea nuevo, es vivir con integridad su vida cristiana y, sobre todo, evangelizar a los jóvenes. Como él una vez, tuvo oportunidad de experimentar, Mario quiere ser ahora luz para aquellos jóvenes de su colegio que están en búsqueda: «No con la idea de ganar adeptos, sino como transmisor de un mensaje que te acerca a la verdadera felicidad, a la alegría, al sentirte amado y a responder de ese amor gratuito de Dios», detalla.

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