Economía

«En la moda flamenca se ha creado una burbuja como la inmobiliaria»

La diseñadora y propietaria de la marca de moda flamenca Aurora Gaviño se ha alzado con un nombre en el sector gracias a trajes con su sello de identidad. Ahora quiere trasladar esta impronta a vestidos de ‘cocktail' y de novia, para así diversificar

el 19 dic 2009 / 21:01 h.

La empresaria Aurora Gaviño posa junto a uno de sus espectaculares diseños en su tienda de la capital hispalense.

-De estudiar Derecho Laboral a diseñar trajes de flamenca. Qué vuelco, ¿no?

-Estaba estudiando y a la vez trabajaba en una fábrica de revestimientos y llevaba la facturación, cosa increíble en mí porque siempre tengo que tener un contable pues soy un desastre. Entonces lo hacía porque era mi obligación. Me aburrí tanto que me ofrecieron un local en el centro. Mi madre se había dedicado siempre a vender trajes de flamenca y entonces se me ocurrió la idea de vender yo. Cogí varias marcas y empecé a decirles lo que tenían que hacer. Así, incluso marcas que en otras zonas de la ciudad tenían una serie de trajes, en mi tienda eran distintos.

-¿Cuándo se creó la firma?

-Por circunstancias de la vida, fueron fallándome algunos proveedores, incluso haciéndome la competencia, y decidí poner mi propio taller, viendo que mi estilo tenía aceptación. Al principio era autodidacta, ahora estoy más preparada, porque he estudiado y tengo un equipo estupendo. Me ha costado mucho que se me reconozca, que con un simple vistazo la gente diga: ese traje es de Aurora Gaviño.

-¿Y los trajes de flamenca también sufren la crisis?

-A mí los impedimentos en la vida me hacen crecer. El talento nace de la necesidad.

-¿Es el primer revés que se encuentra en su negocio?

-Cuando falleció mi hermana hice una colección, y eso que era incapaz de trabajar. Empecé con cuatro trajes negros y a esta serie la llamé Alma: Azahar y Lis. No podía haber otro nombre. Sin embargo, el año pasado hice todo lo contrario. Veía una desilusión generalizada y una competencia incluso desleal, porque entre mis compañeras la mayoría son estupendas, pero hay gente que quiere quitarte de en medio. Saqué la colección Flower Power, e hice incluso un estudio terapéutico de las flores porque quería que cada traje transmitiera una sensación. Fue una revolución. En estos tiempos, lo que es muy valioso es la creatividad. Antes ponías una tienda de complementos más o menos monos y tenías mucha gente. Ahora tienen que ser algo muy distinto, muy espectacular.

-¿Se plantea abrir otras líneas de negocio?

-Trabajo mucho y estoy muy ilusionada en las colecciones de ropa de cocktail y de hecho estoy vendiéndola, aunque Sevilla no le da la importancia que tiene. Cuando yo me sienta fuerte igual que con el traje de flamenca, lo presentaré en Sevilla. También estoy ilusionada con los trajes de novia porque este verano he hecho algunos de clientas que creían en mí. Esta línea la quiero muy agaviñada, porque la competencia en el sector es muy buena y no quiero meter la pata del intrusismo. A ver si en primavera puedo presentar un catálogo.

-Ya probó suerte en la ropa de niño y no le fue bien...

-El tema de los niños no me gustaba. Lo abrí por circunstancias familiares, pero en realidad yo no le echaba mucha cuenta. Te tiene que gustar. Cuando fue mal, mi madre me dijo que era una maldición y yo le dije que era una bendición quitarme la ropa infantil de en medio. En la vida las cosas difíciles al final te hacen fuerte porque reaccionas.

-¿Cómo se innova en un negocio tan tradicional como éste?

-Intento dar innovación pero sé que el público de Sevilla o de Jerez no quiere perder la esencia del traje flamenca. Tengo que tener la capacidad de saber que aparte de mi estilo, los trajes han de tener el estilo de mis clientas, sin perder la cabeza en fantasía, algo que al diseñador le encantaría. A la hora de la verdad, a mí no me gusta ir a la feria y ver un traje de flamenca que parezca de noche. Es muy importante no quitarle la esencia.

-¿Y la competencia?

-La crisis es una oportunidad. Los sentidos se te abren, la ideas fluyen, la fuerzas para hacer nuevas cosas las tengo, se hacen latentes. Aparte de abrir otras líneas de negocio, quiero aprovechar este potencial creador para que haya algo más. Porque en la moda flamenca, al igual que ha sucedido en otros sectores, como el inmobiliario, se ha creado una burbuja, en la que ha habido mucho abuso, que ha podido venir bien porque ha tomado más categoría. De hecho hubo una época en la que no se llevaba vestirse. Con Flower Power yo perseguía romper un poco con eso. Lo que más me enorgullece es que estaba todo el Tuenti en mi tienda. Es formidable que la gente joven quiera el traje tradicional.

-¿Los hombres para cuándo?

-No creo que lo toque nunca. He hecho alguna camisa, porque algún famoso ha salido en la pasarela... pero eso no me gusta.

-¿Tiene pensado llegar con su moda a otros lugares?

- Se ha hecho una prueba en Málaga y no ha ido mal. Me están pidiendo franquicias, para Madrid y Barcelona. Lo estamos estudiando porque es necesario que yo tenga también la capacidad de producción, por supuesto.

-¿Qué le parece la economía sumergida en el negocio?

-La hay en todo y me imagino que en crisis aún más. Me vienen todos los días personas pidiendo trabajo y también otras a copiar el vestido. Yo lo veo bien, si no tiene trabajo, no tiene paro y sabe coser, tendrá que buscarse la vida. Y cuando veo la copia incluso me enorgullezco.

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