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En la playa y sin un duro

Las vacaciones son un estado de ánimo del que cualquiera puede disfrutar, especialmente si no tiene que ir al trabajo. Dicen las malas lenguas (que son las que ahora vuelven a sus quehaceres tras haberse pasado un mes en pantalón corto, filosofando al respecto y echando a la Primitiva) que la crisis se ha cargado este año los veraneos en Chipiona y afines.

el 15 sep 2009 / 09:08 h.

Las vacaciones son un estado de ánimo del que cualquiera puede disfrutar, especialmente si no tiene que ir al trabajo. Dicen las malas lenguas (que son las que ahora vuelven a sus quehaceres tras haberse pasado un mes en pantalón corto, filosofando al respecto y echando a la Primitiva) que la crisis se ha cargado este año los veraneos en Chipiona y afines.

Pero no porque no haya gente en la playa, que está que no se cabe, sino porque no la hay en los bares. Tal vez el problema sea que hay demasiados bares. Cuando yo era chico y España era pobre, en Chipiona sólo había tres y los tres estaban siempre llenos, gracias a lo mucho que se ahorraban las familias al no encontrar casi nunca una mesa libre.

El resto del verano se pasaba felizmente en Sevilla con un polo de nieve o, si se podía, en la playa con los brazos a la espalda y el mar por delante. Entonces sí que había crisis, pero no teníamos bastante dinero para darnos cuenta.

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