Me han sucedido muchas cosas en mis múltiples viajes. Reconozco que una de las más originales me ha sucedido con Roberto Arrocha. Había dejado el diario ABC en el que estuve durante 14 años firmando las crónicas de los partidos que jugaban fuera el Sevilla y el Betis y Roberto Arrocha estaba recién llegado. Le había advertido su director, mi amigo Manolo Ramírez Fernández de Córdoba que se presentara a mí por si tenía alguna dificultad.
Al viajar en "business class" teníamos los viajeros una magnífica sala de espera para tomar algún aperitivo antes de la salida. Compartíamos salas con los pasajeros con destino a Casablanca. Roberto, como buen canario, tiene esos rasgos característicos de los nacidos en tan bellas islas. Creía que aquel viajero era marroquí y que viajaba a Casablanca. Cuando llamaron a los viajeros que iban a ese destino en Marruecos veo que ese viajero no tomaba el camino del avión. Fue entonces cuando se dirige a mí y me dice, "tu debes ser Araújo. Soy Roberto Arrocha y me ha dicho mi director Manolo Ramírez que me presente". Así conocí a Roberto Arrocha.
Después almorzamos junto al profesor Ortega, Marcos Alonso y Daniel Delgado en la taberna de El Puerto un miércoles de final de mes donde los uruguayos tienen la costumbre de comer esa pasta llamado gnocchi mientras nuestros ojos se derretían en las vitrinas con aquellas carnes, pero ya sabes aquello "donde llegues haz lo que vieres". Al día siguiente nos desquitamos.