J.R. / I.C.R.
-¿Cómo sentaron las declaraciones del gobernador del Banco de España de eliminar las cláusulas de revisión salarial y moderar los sueldos?
-Evidentemente, las declaraciones de Fernández Ordóñez no han sido todo lo acertadas que esperábamos. Una vez más, se ha puesto de manifiesto que los intereses macroeconómicos del Banco de España poco o nada tienen que ver con la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores de este país.
-¿Cuáles son los instrumentos de salvaguarda con los que cuenta el trabajador al margen de la cláusula de garantía salarial?
-No es sólo que prácticamente no se disponga de otra medida útil para hacer frente a la subida descontrolada de la inflación, es que ni tan siquiera las cláusulas de revisión salarial se aplican siempre de forma correcta. Es por tanto necesario ampliar y profundizar en la negociación colectiva hasta conseguir que todos y cada uno de los trabajadores estén respaldados por una cláusula de revisión salarial en sus convenios que, de forma eficiente, consiga que el poder adquisitivo de los trabajadores no se vea reducido en los periodos alcistas de precios.
-Si se llevaran a efecto esas medidas ¿tendría efectos positivos sobre el desempleo?
-No. En una economía como la nuestra, en la que el consumo interno se ha convertido en uno de los pilares básicos, reducir la capacidad de compra y el nivel de poder adquisitivo de los trabajadores a partir de la eliminación de las cláusulas de revisión salarial o de la reducción de sueldos sólo va a suponer un empeoramiento del nivel de calidad de vida de los trabajadores y, con ello, en un agravamiento de la situación general de nuestra economía.
-¿Existen fórmulas de flexibilidad laboral que no sean sinónimo de precariedad?
-No es que flexibilidad se traduzca erróneamente en temporalidad, es que siempre se traduce en perjuicio de los trabajadores, en peores condiciones laborales, en contratos basura, en precariedad, en trabajadores por debajo de convenio. No es que tengamos que proponer medidas nuevas para flexibilizar el mercado laboral sino plantearnos, ¿por qué tiene que ser el mercado laboral el que tiene que pagar las consecuencias de una gestión insolidaria e ineficaz de las grandes compañías que actúan en los mercados financieros?
-¿Qué parte de responsabilidad asumen, a su juicio, Administración y empresarios?
-¿Qué parte asumen? Ninguna. ¿Qué parte deberían asumir? Toda. Son las empresas, como dominadoras del mercado, las principales responsables de la actual situación económica en la que estamos inmersos, las empresas y la Administración por no ser capaz de regular, como hubiera sido deseable, los movimientos de capitales en el mercado financiero que sólo han servido para lucrar a unos pocos a cambio de sumergirnos al resto en una importante crisis. Sin embargo, es mucho más fácil para el Banco de España pedir una reducción de sueldos que solicitar a las empresas y a los empresarios una reducción de sus márgenes de beneficio empresarial.
-¿Ha llegado el momento de flexibilizar el despido, como ha planteado el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán?
-Nunca es hora de flexibilizar el despido, y menos aún con la excusa de hacer descender el paro. La experiencia ha demostrado ya muchísimas veces que la reducción de los logros sociales alcanzados por los trabajadores nunca se ha traducido en una reducción significativa de los datos de paro ni, menos aún, en una mejora de la situación económica general del país. ¿Bajo qué tipo de licencia ética o moral se puede, con la mano izquierda, solicitar abiertamente al Gobierno un paréntesis en el libre mercado en pro de la concesión de ayudas a las empresas mientras que, con la mano derecha, se pide la puesta en marcha de medidas tan retrógradas como el abaratamiento del despido?
-¿Cree que todavía es posible el pleno empleo?
-Desde UGT de Andalucía creemos que sí, aunque ahora más que nunca son imprescindibles dos cuestiones: por un lado, que los empresarios hagan una apuesta decidida por la mejora de sus responsabilidades con la sociedad en la que llevan a cabo su actividad económica y, por otro, que realmente exista una apuesta política con vistas a conseguir tan importante objetivo socioeconómico: el pleno empleo.
