Economía

En las entrañas de un petrolero

La vida en el mar es tranquila, incluso apetecible para los estresados por pasar los días entre las cuatro paredes de su oficina, pero no ver tierra en semanas o meses puede resultar muy duro.

el 14 sep 2009 / 21:14 h.

La vida en el mar es tranquila, incluso apetecible para los estresados por pasar los días entre las cuatro paredes de su oficina, pero no ver tierra en semanas o meses puede resultar muy duro. El transcurrir del tiempo en las entrañas de un petrolero es, cuanto menos, diferente.

Estrechas e interminables escaleras arriba, aún más pequeñas hacia abajo. El trabajo a bordo de un gigante que surca el mar de 166.000 toneladas se desarrolla entre grandes motores, salas de máquinas y el puente de mando, desde el que se percibe toda su amplitud y, más allá, el mar, "¡sólo la mar!", como diría el poeta.

El Teide Spirit surca las azules aguas del Mediterráneo transportando petróleo de unos países a otros. En este caso, de Nigeria a España, concretamente a la refinería de Cepsa en Mazagón (Huelva). A pesar de que el desastre del Prestige ha hecho que la opinión pública no mire con buenos ojos a estos barcos, sin lo que transportan en su interior sería imposible desarrollar una vida normal en tierra, al menos en los países industrializados.

Para sus tripulantes, vivir en el petrolero es de lo más normal. "Es una manera de ganarse el pan como otra cualquiera, que además te permite visitar países a los que jamás irías", asegura José Aguilar, un marinero gallego, que pasa tres meses sí, tres meses no, a bordo del barco, como el resto de sus compañeros. "A pesar de que en mi familia no hay ningún precedente, yo decidí desde que era joven que mi vida era el mar, y la verdad es que no me arrepiento. Lo peor lo pasa la familia, aunque al final se acostumbra", reconoce. El resto de la tripulación -de 24 personas- del Teide Spirit está formada por marineros del norte de España, gallegos, vascos y cántabros. Y entre ellos una única mujer, una incorporación impensable hace tan sólo unos años.

La movilidad dentro del barco, aunque sus dimensiones son impresionantes, es muy reducida. Para correr o hacer pesas es mejor optar por el gimnasio, aunque recorrerse cuatro o cinco veces el petrolero de punta a punta es una buena manera de hacer ejercicio. El Teide Spirit tiene 275 metros de eslora, y eso que se considera mediano dentro de su división. En cada viaje, transporta más de 950.000 barriles de petróleo, pero hay algunos que pueden albergar hasta tres millones.

Además de gimnasio, el barco alberga un hospital, algo fundamental si se tiene en cuenta que los tripulantes no ven tierra durante semanas o incluso meses en algunas ocasiones, porque el calado de su casco le impide llegar al puerto de destino. Esto es lo que les sucede en Huelva, lo que hace que tenga que descargar el crudo a través de una monoboya en alta mar.

Al frente de este mastodonte de hierro está el capitán, José Luis Pecmuy, orgulloso de dirigir uno de los petroleros más modernos que surcan los mares. "Yo estoy en el puente de navegación, desde donde se toman todas las decisiones del barco y donde están los radares, el timón y se controla la central de máquinas", cuenta. El motor principal tiene 20.000 caballos de potencia y el petrolero cuenta además con otros dos auxiliares. El primero de ellos gasta 52 toneladas de fuel al día. Transportando lo que transporta, no habrá problemas en el suministro.

  • 1