Si con Alfonso Guerra, la Junta reconoció como Hijo Predilecto a un sevillano de pura cepa, el título fue compartido por la galerista Juana de Aizpuru que si bien no nació en Andalucía sino en Valladolid, sí ha desarrollado su trayectoria profesional en la comunidad. Especialmente en Sevilla, con la que reconoció que su relación es más de "madre" que de hija.
Y "por defender a esa hija" justificó sus críticas a políticos y gestores cuando ha creído que "no han acertado en su forma de tratar" a la ciudad. Una ciudad por la que quedó subyugada nada más llegar, allá por el año 60, y con la que desde entonces estableció "un vínculo" irrompible que la llevó a abrir en ella, en 1970, su primera galería y a impulsar luego la Bienal de Arte Contemporáneo, de la que fue su primera comisaria en 2004 y uno de los aspectos en los que no ha dudado en ser crítica por la falta de apoyos públicos que actualmente mantiene en el aire su próxima edición. Nada más conocer su nombramiento, en pleno montaje de la feria internacional ARCO de Madrid, De Aizpuru se acordó en sus primeras declaraciones públicas, de los jóvenes artistas andaluces y lo difícil que lo tienen en su tierra.
Pese a ese espíritu reivindicativo para pedir apoyos públicos a la cultura en general y al arte contemporáneo en particular, Juana de Aizpuru, lanzó ayer un mensaje a los ciudadanos para que "también se hagan cargo de su ciudad" y no se queden "siempre esperando a las instituciones" para resolver problemas o emprender iniciativas.
Y puso de relieve la historia de una Sevilla en la que durante siglos convivieron distintas civilizaciones para reclamar un presente y un futuro en el que se recupere el ejemplo de épocas pasadas para facilitar la convivencia entre distintos pueblos, culturas y sensibilidades.
